X

El valor de la vida

Tristemente resaltamos las horas aciagas en las que por infortunios de las circunstancias, hechos de muerte enlutan nuestro sentir. Para hablar del valor de la vida es necesario hablar de la muerte. La muerte acecha el acontecer diario, suben significativamente las estadísticas de suicidios; la muerte ronda  sin distingo de edad: niños,  jóvenes,  adultos. Sin distingo de clase o de género: pobres o ricos, mujeres y hombres. Sin distingo de credo o posición política. La muerte ronda y lleva consigo el sello de tristeza y dolor. Aliada de seres insensibles que financian guerras, de personajes nefastos que inducen a la pobreza; corruptos   distinguidos que piensan de manera inescrupulosa en llenarse los bolsillos,   llevan en su avance individual la nefasta sombra de la pobreza social. Nos aterroriza la violación y muerte de niños; nos duelen las bombas a escuelas militares y estaciones de policía, truncando  sueños de jóvenes y niños; duele la muerte de campesinos y líderes sociales. Atentados terroristas  de grupos insurgentes, que no ven conveniente, que una paz exista. Se daña el negocio de la muerte de tantos involucrados y oportunistas;  criminales, empresarios de la guerra.  No sabemos cuándo tocaremos fondo. Si es necesario o debemos esperar a que evolucionen más las nefastas estadísticas de muertes violentas y suicidios. Tenemos una sociedad moralmente enferma. Hay una crisis de valores y es urgente la intervención de todos. Hay que actuar. Y actuar de manera especial; murió el joven artista Legarda, una bala perdida acabó con sus sueños. Son muchos los irresponsables que manejan armas sin saber el daño que causan a familias enteras, que no tienen nada que ver con estas nefastas acciones; es doloroso aceptar la realidad de una muerte violenta o de aquellos que deciden acabar con el peso que les genera la vida; una joven madre y su hijo de 10 añitos, Jessy Paola Moreno Cruz,  saltó de un puente en Ibagué ante el desespero de quienes observaron la acción; ella se entregó a la muerte y se llevó consigo el futuro de su hijo  a pesar de que policías, bomberos y sicólogos trataron de impedirlo. ¿Qué la motivó a tan nefasta decisión? Los estudios son necesarios, como  necesarias las políticas permanentes que ayuden a consolidar un ejercicio serio de prevención del suicidio. Lo demás es un poco de autoridad familiar, levantar los hijos con principios y valores; el valor individual que cada uno aporte en esa revolución de las pequeñas cosas,  tan necesarias y que deben salir del corazón de cada uno.  Aportemos,  por el valor de la vida, demos más amor, seamos más tolerantes, no olvidemos dar una mano de apoyo, ayudar al prójimo nos aligera la carga y nos acerca más a Dios, perdona y olvida los agravios, es sano para el alma. Apostémosle al amor Sólo Eso.

Categories: Columnista
Eduardo Santos Ortega Vergara: