Por Jacobo Solano Cerchiaro
El caso de los artistas vallenatos en el escándalo de alias ‘Fritanga’ enciende el debate de las relaciones que ha tenido nuestro folclor con el narcotráfico. Desde la famosa época de la ‘marimba’, con El Gavilán Mayor a la cabeza, comenzó dicha influencia, al sucumbir ante los caudales de dinero de los traficantes guajiros, quienes dejaron una huella imborrable en cada saludo de esos discos memorables. Pero ¿Por qué nuestro folclor siempre se ha visto ligado a este flagelo que ha desangrado a la sociedad colombiana?, simple, por complacencia de algunos de nuestros músicos, a quienes les importa un ‘pito’ que estos malandros inunden las escuelas de droga. Con tal de ganar plata, asumen la posición egoísta de no ver nada, como acaba de suceder en el caso de alias ‘Fritanga’, en el cual, los implicados ahora salen con el cuento reforzado de que no sabían que ese ágape de una semana con día de tango, arcángeles, festival de Río con garotas, bufett con una extensa variedad de comidas, excepto fritanga, en una isla alquilada, era de un traqueto. Sí como no, no nos crean tan pendejos, nuestros artistas olvidan a veces que las cosas se devuelven y nadie está exento de un caso de drogadicción en la familia.
Si escuchamos discos por citar algunos, recordamos al famoso Samuel Alarcón, Jimmmy Herrera, El Zambi y La Niña Beatriz, El Teniente Néstor y muchos más, que para sentirse famosos por un día, pagaban los saludos con fiestas, Rolex, vehículos y dólares, habrase visto semejante corronchera. Los artistas están en libertad de cantarle a quien les dé la gana y montarle la patrulla a quien les parezca, si lo necesitan, también es cierto que no son autoridades para pedir certificados de antecedentes a nadie. Pero aquí la cuestión es de ética y principios, porque dejan por el suelo el buen nombre del vallenato, si quieren seguir ensuciando su talento por plata y perrateandose pueden hacerlo, pero que no se les olvide que al grupo Niche por estar cantándole al cartel de Cali, se le acabó la carrera y terminó encabezando la lista Clinton, o peor, a Facundo Cabral lo mataron por estar al lado de un narco que se las tiraba de empresario. Ahora que no vengan con el cuento de que si Luis Alfredo Garavito ‘La Bestia’, sale mañana de la cárcel y quiere festejar que violó y mató a más de 180 niños, hay que tocarle porque está pagando.
Los tiempos cambiaron y ahora la presión social es diferente, las épocas en las que los traquetos eran venerados por sus extravagancias cambiaron, ahora la sociedad, consciente del daño que han hecho, los medios y las redes sociales, están más alerta con estos “personajes” y son pocos los que se pueden camuflar sin ser señalados, solo así llegaremos algún día, no sé si a acabarlos, pero sí por lo menos a aislarlos. Además, los artistas y representantes que hacen negociaciones con los narcos deben tener en cuenta que pueden verses inmersos en delitos de complicidad, enriquecimiento ilícito y otros, como manifestó el ex fiscal Guillermo Mendoza Diago. No creo que por este episodio los artistas vallenatos que les gusta tocarle a narcos dejen de hacerlo, pero sí, que van a tener más cuidado porque saben que la sanción en esta época es muy fuerte y la imagen por la que han luchado en años, puede verse afectada en un minuto y derrumbarse como un castillo de naipes.
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