Nuestra Carta Política expresa que el castellano es el idioma oficial de Colombia, sin desconocer que también son oficiales en sus territorios las lenguas y dialectos de los grupos étnicos –Artículo 10-.
Pues bien, este idioma que hablamos a raíz del descubrimiento de América en 1.492, y que castró culturalmente a nuestros pueblos indígenas, es también el medio que nos permite comunicarnos, luego sin lugar a dudas, es un factor identitario y de cohesión.
El uso correcto del idioma es cada vez más, un tema pasado de moda, el mismo Gabriel García Márquez, en el Congreso Internacional de Lengua Española, disertó sobre la necesidad de jubilar la ortografía.
La Filología, estudio de la lengua, es una ciencia en vías de extinción, y por añadidura, la cibernética que se hace presente, en tiempo real a través de los mensajes de texto, viene destrozando el arte de escribir correctamente.
Todo se vale, lo importante es que el mensaje se entienda; en ese orden de ideas, difícil es confundir la palabra revólver con revolver. Pero si ahondamos en el tema encontramos similitudes, pues revólver deviene de dar vuelta, – la munición del revólver gira en círculo-, y revolver es precisamente eso, dar vueltas a algo o menear.
Cultivar el idioma, insistimos, es una tarea que con el tiempo se ha venido a menos, en otrora, por ejemplo, la biografía de los personajes ilustres de nuestra historia comenzaba por describir sus dotes de poeta, escritor, para luego rematar con lo que más hacían: y político.
Pero eso de la poesía ha quedado rezagado en los tiempos modernos, y digamos que la política desplazó a las demás. De otra parte están los extranjerismos, que contaminan el idioma, y que los escuchamos a diario en la televisión, y podemos mencionar algunos: Play Off , Check-In, Shampoo, Cash Money, Marketing, E-mail, Kit, Coupe y Sachet.
La Academia Real de la Lengua, institución creada en defensa del buen uso del castellano, últimamente ha venido otorgando licencias a ciertas expresiones tales como: “subir para arriba” o, “la calor”. La primera la valida con el argumento, dudoso, de que lo que se quiere decir es subir a lo más alto, y en el segundo caso valida el sustantivo femenino, en el entendido que el calor hace alusión a la temperatura, y la temperatura es un sustantivo femenino, sin que para nada importe el aspecto cacofónico, pues se escucha mal.
Nota de cierre: Falleció en esta capital el empresario Aristides Francisco López Guerra, quien se preocupó siempre y en todo momento por la defensa del correcto uso del idioma, y a quien le debo no pocas enseñanzas. A su esposa, hijos, familiares y amigos, nuestras sinceras condolencias.