La imputación de cargos del fiscal Francisco Barbosa a Sergio Fajardo por no prever la subida del dólar en un contrato es una muestra más de la debilidad del uribismo; saben que en el 2022 las cosas no serán tan fáciles para el que diga Uribe y por eso comienzan a sacar toda la artillería contra cualquiera que amenace la sintonía con el poder que han mantenido por 20 años y que tiene a Colombia metida en una espiral de violencia y pobreza.
Pero, ¿por qué Fajardo? Para ellos, Fajardo puede ser mayor amenaza que Gustavo Petro porque no genera tanto miedo y puede concentrar el inconformismo por el mal gobierno de Iván Duque, a quien se le salió el país de las manos en temas de seguridad y orden público; además de todos los efectos de una pandemia mal manejada que entra en su tercer pico y tiene a Colombia literalmente pasando hambre y sin la más mínima posibilidad de recuperación en el corto plazo.
A Petro le van a montar la misma estrategia: que Colombia se convertirá en Venezuela, que va a expropiar a diestra y siniestra, que el castrochavismo llegará a Colombia, que se va a acabar el papel higiénico, en fin, todas las sandeces que les funcionaron la campaña anterior; aunque a Trump en EEUU no le sirvió, además, según las encuestas Fajardo es quien podría derrotarlos si pasa a segunda vuelta; entonces no quieren arriesgarse a que pueda crecer y menos con la última encuesta en la que el uribismo aparece perdido y su as bajo la manga, Tomás Uribe, solo alcanza un 2 %.
Lo que está haciendo el fiscal Barbosa con Fajardo es un arma de doble filo, es evidente que golpea muy fuerte la imagen de un hombre que se ha caracterizado por la lucha anticorrupción y esta imputación lo deja sin discurso; además por el momento en que lo hacen, a casi un año de las elecciones, es muy difícil que Fajardo pueda recuperarse para asumir la campaña con un liderazgo claro.
Pero también puede generar una ola de indignación que puede manifestarse en la próxima encuesta, bien subiendo los números de Fajardo o que ese sector de centro, inconforme con esas prácticas rastreras de sacar a opositores, se vaya con Gustavo Petro quien sigue punteando en las encuestas y genera mucho nerviosismo en la derecha. Lo que hoy vemos es un partido de Gobierno disminuido, incapaz de poner presidente, tendrá que recurrir a alianzas para ser fuerte, como confesó el mismo Uribe; con luchas internas irreconciliables por la decadencia de un líder que ha bajado mucho su popularidad y afronta los peores momento judiciales, aunque la Fiscalía se ensañe en salvarlo; con una JEP que comenzó a funcionar y está dejando muy mal parada a la Seguridad Democrática y sigue desdibujando a aquel Uribe que llegó a tener un 80 % de favorabilidad con su discurso anti-Farc.
Lo que se viene es una campaña muy agresiva en la lucha por el poder e incluirá todo tipo de ataques, una manera de blindarse, quienes monopolizaron todos los poderes en su favor. Ya veremos si el pueblo colombiano se deja engañar de nuevo o florece un cambio que necesita con urgencia, para salir de la peor crisis de la historia económica de nuestra nación y del mundo.
Por: Jacobo Solano @JACOBOSOLANOC