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El transporte aéreo de los vallenatos

Esta es la infraestructura física del área de abordaje en el aeropuerto Alfonso López, de Valledupar.

Valledupar, una de las primeras ciudades en el mundo que lleva un crecimiento demográfico acelerado y desordenado, se está quedando atrás en muchos aspectos si no se planifica y consulta con expertos en urbanización. Esto origina caos y atraso en su desarrollo. 

Uno de los aspectos más importante es pensar en su población, en sus necesidades, cómo se puede hacer la vida más cómoda en cuanto a movilización dentro y fuera de la ciudad y del departamento del Cesar. No puedo hablar de la comunicación terrestre ya que no terminaría. 

La comunicación aérea va para atrás. Parece que es solo en Valledupar que sus habitantes únicamente tienen contactos comerciales (esto incluye negocios, educación, turismo, etc) con Bogotá y que el resto de las ciudades del país no tienen ninguna relación comercial con nuestro departamento. ¿Por qué tienen los vallenatos que comprar pasaje a Bogotá obligatoriamente para poderse movilizar a otras ciudades del país? ¿Cuánto les cuesta esto? ¿A dónde están las otras aerolíneas que operan entre otras ciudades del país? ¿Por qué hay una sola aerolínea a disponibilidad del pueblo vallenato y de todos los cesarenses? 

La comunicación aérea tan importante, más rápida y segura, no está a la disponibilidad de sus ciudadanos y ni hablar del costo. Parece que la entrada monetaria per cápita es más alta en el departamento del Cesar que en otros departamentos del país, así lo refleja el costo de los pasajes y el abuso de los precios fijados por las aerolíneas. 

Se requiere habilitar más servicios acordes con las necesidades aéreas de la región.

POCO TRANSPORTE AÉREO PARA EL FESTIVAL 

El evento turístico más importante para el Cesar, el Festival de La Leyenda Vallenata solo cuenta con una aerolínea para traer “turistas de todo el mundo” en vez de contar con múltiples aerolíneas no solo durante el festival si no el año entero. 

Se les olvida que el aeropuerto de Valledupar es puente de comunicación también para la población del sur de La Guajira esto aumenta la demanda y necesidad del transporte aéreo en esta región del país. A las aerolíneas que laboran en el aeropuerto Alfonso López se les ha olvidado que no solamente el viajero joven, atlético y en buenas condiciones físicas es el que usa este medio de transporte.

Se siguen utilizando las escaleras de hace más de 50 años, porque al nuevo aeropuerto lo construyeron sin una visión futurista y no le construyeron una rampa o un segundo piso para comunicarse con la puerta de entrada y salida de los aviones. 

Como se observa, el aeropuerto sigue con las rígidas escaleras de hace décadas.

NADA PARA PERSONAS CON DISCAPACIDAD

Nadie piensa en el discapacitado físico, el anciano, la madre embarazada o con niños pequeños, la población que está envejeciendo, de aquel que ha sido víctima de una enfermedad o lesión física y no está en condiciones para subirse y bajarse de esas rígidas escaleras, y ni hablar del riesgo de una caída que podría empeorar el problema físico ya existente. 

Esta población olvidada en El Cesar, es la que más necesita del transporte aéreo, y mientras tenemos olimpiadas para discapacitados físicos se nos olvida preguntarnos cómo se movilizan y que necesitan para ello. Ahora hay ascensores en todas partes, bicicletas y patinetas motorizadas, sillas de ruedas motorizadas, carros eléctricos, etc. 

Pero en Valledupar no hay una rampa que reemplace las escaleras rígidas de hierro, que sirva a todos los viajeros en aerolíneas y que incluya a la población que más viaja y necesita desplazarse con limitaciones y riesgos de salud porque no se piensa en ellos. 

No hay condiciones para el abordaje de personas con discapacidad física.

En su lugar, se cuenta con la fuerza muscular de los empleados del aeropuerto para subir los pasajeros que necesitan sillas de ruedas, peso a peso, como en los tiempos de los césares cuando hacían su desfile y desplazamiento subidos por sus esclavos en tarimas de madera. Me imagino que esos empleados jóvenes y fornidos que ayudan 3-4 veces al día a subir esas pesadas sillas de ruedas son futuros pacientes para los ortopedistas y neurólogos con lesiones crónicas de hombro, rodilla y columna vertebral en pocos años, creando así otro grupo de discapacitados físicos. 

Una cosa lleva a la otra. En el departamento del Cesar no hay césares, ni desfiles en carrozas de madera movidas por esclavos, sino una población que aumenta a pasos agigantados y necesita de los servicios de transporte que exige una sociedad que trabaja y se moviliza diariamente. 

Es importante crecer con esta población y pensar en sus necesidades si queremos progresar al igual que otras ciudades en el mundo. 

POR MARÍA ALEXANDRA LÓPEZ CUELLO/ESPECIAL PARA EL PILÓN

Categories: Análisis
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