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El tío Martínez y el libro de Julio Oñate

LA SIN NOMBRE

Por: JOSÉ M. APONTE MARTÍNEZ

Que a persona de edad adulta en La Guajira les llamen los menores “tío”, data de la famosa época de La Marimba, pero conozco un caso especial  desde mediado del siglo pasado, en donde todo un pueblo era sobrino de una sola persona, pues con respeto y cariño lo llamaban Tío.

Era Enrique Martínez Daza, hermano menor de Rafael Silvestre, mi abuelo, Rosa, Sara, Adelaida, María, José Manuel y Nicolás, hijos de José Manuel Martínez y Matilde Daza. Eran comerciantes, pero Enrique estudió Odontología en Estados Unidos y la alternó con la ganadería; se casó con la distinguida y bella mujer Carmen Sofía Ariza y tuvo tres hijos, Darío, Gonzalo y la bella Celina y a pesar de haber obtenido un doctorado jamás pudo quitarse el honroso “Tío” y así se le conocía en Villanueva, su pueblo: El TÍO MARTÍNEZ, quien era un hombre bueno, servicial y altruista y fueron muchos los dolores de muelas que quitó y muchas las muelas que extrajo de manera  gratuita. También con el concurso de Carmen Sofía, vendían la leche y el queso en los grandes patios de su gran casona, pero el que no tenía plata para llevarle a sus hijos, los llevaba regalado; por eso, eso de Tío, no era gratuito, si no sinónimo de bondad y filantropía.
Su hija Celina era bella, la flor mas bonita del pueblo, esplendorosa y sencilla y se casó con el médico Ramón Dávila Felizzola y fijaron su residencia en Barranquilla donde tuvieron cuatro hijos: Gustavo, Marina, Enrique y Ramón y ahí en esa ciudad tempranamente pereció en forma trágica, en compañía de su primo también médico Ezequiel Dávila Ovalle, arrastrados por la furiosas y turbulentas aguas del asesino arroyo del Country.

Como todo se hereda y la genética no falla, hoy la belleza, don de gente, alegría, y la eterna sonrisa Martínez de Celina, las heredó su nieta Marcela hija de Ramón y Martha, más conocido en el ámbito vallenato como “Monche”, quien ostenta, ella Marcela, el titulo de la medio pendejadita de Reina de los Carnavales de Barranquilla. Ojalá que la Junta del Carnaval y la del Club Valledupar, se pusieran de acuerdo y la invitaran a una fiesta carnavalera en su honor para que todos los descendientes del hogar Martínez Daza tuviéramos la oportunidad de conocerla y atenderla. Sería maravilloso.

Y repito, como todo se hereda y la genética no falla, también Monche, hoy Gerente de Gases del Caribe nos ha sorprendido como un mecenas e impulsor de la cultura, apadrinando a un nieto de Rafael Silvestre Martínez Daza “Martínez”, mi abuelo, el fósforo espermita de la familia que prendía con solo rozarlo, el hoy famoso investigador, compositor y escritor, Julio Cesar Oñate Martínez, en el lanzamiento de otra de sus obras literarias vernáculas “Bajo el cielo e Valledupar”, que es un delicioso bocado para aquellos que tienen el hábito de la lectura.  Felicitaciones Julito, para tu satisfacción y orgullo de la familia sigue en la brega y gracias.
Gracias a Gases del Caribe y gracias,  muchas gracias a su Gerente Ramón Dávila Martínez, “Monche” por esta clase de padrinazgos, actitud que ojalá los nuestros la imiten para que este folclor que tantas glorias nos ha dado se siga conociendo por el mundo y extendiéndose como la verdolaga.
Monche, tu compromiso con Patillal, no es con Poncho Zuleta, es con nuestros ascendientes y descendientes de la familia Martínez Daza, pues ahí en la tierra de Escalona Martínez y Julio Martínez Molina, nos quieren mucho y con el gas instalado, te querrán a ti también y al primer sancocho de chivo que se haga con el famoso gas domiciliario, tú serás el invitado especial en la casa de  tu también prima Inés Hinojosa de De Castro, hija del patriarca Roberto Hinojosa Martínez, también Tío Roberto, padre del ícono de los Martínez en esta ciudad Víctor Hinojoza Daza.

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