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El Terror, una vereda a la que por fin llegó la electricidad

La única zona hoy con energía en El Terror es la tienda comunitaria, una de las medidas de reparación colectiva del programa Sumando Paz.

“Creo que éramos los colombianos que más gastábamos en transporte para hacer el mercado; nadie pagaba un precio tan exagerado como nosotros”, declaró Estifanel Sepulveda, una de los 365 habitantes de la vereda El Terror, ubicada en zona rural del municipio de Pailitas, Cesar.

En esta zona, anclada en la serranía de Perijá, grupos ilegales sembraron zozobra y artefactos explosivos. En febrero de 2002 un grupo de seis obreros sufrieron graves daños en sus cuerpos al caer en un campo minado, cuando adecuaban un terreno para restablecer provisionalmente el flujo del agua, tras un atentado perpetrado por presuntos miembros del Eln contra la bocatoma del acueducto. La mayoría de afectados terminaron con mutilaciones en sus extremidades superiores e inferiores.

Después de 16 años, los habitantes de El Terror encontraron una medida de reparación por ser víctimas del conflicto armado. Fueron incluidos en el programa Sumando Paz, iniciativa del Ministerio del Trabajo que cuenta con el apoyo del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, PNUD, y que busca promover el potencial productivo y laboral de 24 sujetos de reparación colectiva víctimas del conflicto a través del fortalecimiento de negocios inclusivos como son los emprendimientos comunitarios.

Esta medida consistió en la rehabilitación de la tienda comunitaria. La puesta en marcha del centro de víveres generará desarrollo económico rural para una comunidad que lucha por mejorar su calidad de vida.

Antes de la reapertura de la tienda, la comunidad no podía acceder fácilmente a alimentos básicos de la canasta familiar ni a otros artículos del hogar. Para adquirirlos, cada 15 días debían trasladarse al casco urbano de Pailitas y gastar entre $20.000 y $100.000 en transporte.

“Ya no tenemos que viajar hasta la cabecera municipal para comprar la comida. Antes cuando se acababa el mercado tocaba comer lo que había porque no teníamos la facilidad de conseguirlos. Ahora también podemos ayudar a comercializar los productos que cosechan nuestros campesinos y mover la economía regional”, indicó Yaneth Mejía, pobladora de la vereda.

La Asociación de Juntas Comunales Arroyo Hondo de Pailitas-ASOJUAHPAI, de la que hacen parte 17 juntas, fue la organización de base encargada de la ejecución del proyecto. El tendero, por ejemplo, fue escogido por la comunidad y recibirá un salario mensual por su trabajo.

El PNUD fue su aliado en el proceso. Desde noviembre de 2017, los habitantes de la zona recibieron acompañamiento y capacitaciones para fortalecer sus habilidades técnicas y administrativas. El objetivo era empoderar a los líderes en el tema organizativo para que estuvieran en capacidad de hacer seguimiento y auditoría al negocio.

Los resultados hacen posible que los habitantes de El Terror hoy cuenten con una tienda en donde comprar productos refrigerados con los que diversificar su canasta familiar y además aminorar el calor que se percibe durante el día y que puede alcanzar los 32 grados centígrados. Una de las innovaciones es que la energía usada en la tienda proviene de paneles solares, una fuente alternativa y amigable con el medio ambiente.

“El hecho que haya acceso a energía es una manera de conectar a los campesinos con la ciencia y la tecnología, es inaudito que en el siglo 21 los campesinos no tengamos energía eléctrica. La energía solar nos va a permitir cargar nuestros celulares, tabletas y computadores y así tener un mejor manejo del negocio”, aseguró Edimer Cuellar, líder comunitario de Pailitas.

La de El Terror es una de las cinco tiendas comunitarias que serán rehabilitadas en Pailitas como medida de reparación colectiva. Próximamente se inaugurarán las de Barro Blanco, Andes I, Los Corazones y Bobalí, ubicadas en el mismo municipio ubicado al sur del Cesar.

Las tiendas ponen a disposición de la comunidad todos los alimentos de la canasta básica a precios justos. Además, venden artículos de ferretería, bebidas, golosinas y un gran surtido de variedades.

Con esta medida se beneficiarán 833 familias víctimas del conflicto armado y las tiendas estarán ubicadas en zonas articuladoras del comercio y serán parte de una estrategia de reactivación económica y empoderamiento local.

El proyecto, que incluyó la rehabilitación de las instalaciones, contó con la participación de mano de obra local. Para la adecuación de los nuevos negocios se contrataron cinco maestros de obra y 10 ayudantes locales.

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