La vieja y largamente soñada utopía de los visionarios y futurólogos de la antigüedad es hoy, al inicio del siglo XXI, una realidad incontrovertible. Como consecuencia de la expansión del modelo civilizatorio industrial y su ambiciosa innovación tecnológica, el planeta ha sido convertido, por vez primera, en un espacio geográfico reducido a una escala apropiada a las actividades humanas (tiempo, ciclo, percepciones), un fenómeno que ha sido posible gracias a cuatro factores: El vertiginoso desarrollo del transporte, la expansión de las comunicaciones, el ensanchamiento de las transacciones económicas y, por supuesto, el crecimiento de la población humana.
Cuando en diciembre de 1986 el Voyager logró dar la vuelta al mundo en solo nueve días sin necesidad de cargar combustible, no solo estaba batiendo una nueva marca de la navegación aérea, estaba consolidando varias décadas de un desarrollo tecnológico que hoy permite estar en cualquier punto del orbe en menos de 22 horas.
Esta reducción de las distancias del planeta a través de la velocidad de los transportadores no solo permite el movimiento de los miembros de la sociedad, también ha facilitado el transporte de materiales (materias primas, manufacturas, productos industriales) y de energéticos (como el petróleo) mediante los diversos sistemas de transporte terrestre y marítimo. La novedosa idea del transporte intermodal permitirá transportar grandes volúmenes de mercancías mediante trenes que se vuelven tráilers y viceversa (utilizando un sistema de aire comprimido), con sustanciales ahorros en tiempo y combustibles.
En el transporte marino, la automatización de los sistemas hizo que hacia 1987 un barco medio de 8.000 a 10.000 toneladas fuera manejado por solo 13 personas (contra 36 en 1950), y que existan diseños para reducirlas a solo seis. En la misma perspectiva deben visualizarse los diseños que ofrecerán los llamados superconductores al permitir el movimiento mediante la levitación, o la alta acumulación de energía en pequeños generadores.
En el terreno de las comunicaciones, es decir, en el almacenamiento, manejo y transmisión de informaciones entre los miembros de la sociedad humana, los avances son igualmente vertiginosos. Cada año 25 millones de computador se agregan al repertorio instrumental humano, de las cuales 96 % son personales. Si en 1981 solo existían 213 computadoras conectadas a internet, hacia 1994 eran ya más de cinco millones, y la cifra alcanzada 72 millones en 1999, conectando a 260 millones de usuarios.
Hace menos de una década la idea de los teléfonos instalados enfrente de cada uno de los asientos del avión no había sido imaginado, en tanto que hace 15 años la palabra fax sólo era pronunciada por unos cuantos cientos de miembros de la especie. Los avances logrados en la microelectrónica, las fibras ópticas, los láseres la computación y las telecomunicaciones están volviendo obsoletos los medios usuales de realizar los negocios, el periodismo, la política, la educación y por supuesto la vida cotidiana.
Nota: Se festejó el día de la Tierra, contribuyamos a salvarla.