En términos de movilidad y transporte público Valledupar sigue y seguirá en deuda con sus habitantes por un largo rato. El informe de rendición de cuentas por parte de la gerencia del Sistema Integrado de Transporte Público de Valledupar, Siva, no es muy alentador en cuanto a su entrada en operación en los tiempos originalmente previstos. En una conferencia el año pasado, dentro de varias programadas del Banco de de La República, la gerente Katrizza Morelli, había contemplado que en el Festival Vallenato rodarían los nuevos buses. Nosotros, dando un periodo de gracia, pronosticábamos que podían hacerlo en los Juegos Bolivarianos, una fecha especial.
Pero Morelli aseveró que solo podíamos esperar los chasises importados el 15 de abril arribando al puerto de Cartagena y se desplazarían al interior para ser carrozados en los talleres del proveedor Marco Polo.
Preocupa el estado actual de todo el proceso, un esperado sueño de más de 10 años, porque, aunque el problema, como se informó, “no ha sido de plata”, aún faltan por contratar cosas para que el sistema empiece a operar. Entre ellas, el próximo 7 de abril tendremos noticias del suministro de los equipos tecnológicos necesarios para el desplazamiento de los buses.
Tememos que este año sigamos igual, aunque damos el beneficio de que cuando todo opere nos olvidaremos de los atrasos que nos han tenido en vilo tanto tiempo.
Dentro de nuestra función crítica por el bien de todos, nos preguntamos de qué serviría contar pronto con unos nuevos y modernos buses si estos todavía no podrán prestar sus servicios o si lo hacen sería circulando de manera improvisada por las viejas rutas establecidas o que permanezcan guardados hasta tanto estén dadas las condiciones para su movilidad. Recordemos que el sistema no prevé carriles exclusivos, y es clave la cooperación del Tránsito Municipal una entidad cuya autoridad exhibe falta de autoridad y orden.
Es necesaria, aunque no en el inmediato plazo, la rehabilitación de espacios públicos, la intervención de dos puntos neurálgicos de movilidad como son las glorietas María Mulata y Los Gallos y la ejecución de la fase dos del Centro Histórico; pero sí es para ya la construcción de paraderos de ruta y los dos centros de despachos e igualmente construir dos patios-talleres: uno ubicado en la zona sur de la ciudad y otro en el norte de Valledupar, con el agravante de que los habitantes de la comuna cinco han rechazado que se construya ese patio-taller en su sector, alegando consecuencias de congestión de tráfico, debido a la cercanía con tres grandes colegios. La consultoría en ejecución deberá darnos respuestas apropiadas.
Nos tardamos un buen tiempo antes de la pandemia, pero fue positivo porque nos hizo ver que los otros sistemas en otras ciudades habían sobrestimado el número de usuarios y tenían problemas de sostenibilidad financiera. Y nos salvamos de no estar operando, pues con la pandemia un sistema deficitario hubiera caído en el colapso. Con todo, las cosas van en la dirección correcta; se constituyó un fondo en un esfuerzo mancomunado del Concejo Municipal, de la Alcaldía y la Gobernación para dar, cubriendo subsidios, una tarifa competitiva a los futuros usuarios. ¡Pero hay que acelerar los pasos!