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El secuestro de un General

Bajo ningún punto de vista estaremos de lado o a favor del delito, por supuesto que no. Independiente del rango que tiene el militar secuestrado por las Farc, es un colombiano y al servicio del Estado, no hay ninguna justificación por lo sucedido, pero nacen muchos interrogantes alrededor de este caso. Hay una guerra de más de cinco décadas entre este grupo subversivo y el Estado colombiano que ha dejado una estela de sangre de ambas partes por casi todo el territorio nacional.
¿Qué hubiese pasado si un miembro de la guerrilla se sale de su entorno y se acerca a una guarnición militar y es reconocido como tal? con seguridad que lo detienen o en el peor de los casos, si hay enfrentamientos es muy posible que le den de baja, por la ventaja numérica de los militares y por su condición de subversivo con mucha más razón. En esta guerra interna de muchos años entre estos dos actores del conflicto, no debió haber debilidades por parte de un miembro del Estado representado por él, en palabras razonables este militar de alto rango se entregó a la guerrilla en su propio patio, al desplazarse sin ningún tipo de seguridad y sin razones de peso, para estar en esa zona donde ellos juegan de local y donde la presencia del Estado es precaria. ¿Qué fue a hacer ese señor de alto rango a esa región dominada por grupos al margen de la ley?
El desesperado desplazamiento de grandes tropas del Ejército por esa región en busca de su liberación, puede ser un arma de doble filo. Esos enemigos del Estado saben que ellos van con todo a rescatarlos a sangre y fuego y que pueden ser vulnerables ante cualquier ataque y no sabemos a qué recurrirán al verse rodeados por la artillería gubernamental para tratar de salvaguardar su integridad, sin importarle mucho las de sus secuestrados.
Ojalá no haya un amargo desenlace y ese mismo deseo de liberación se extienda a los soldados secuestrados, igual de colombianos que el general, y que luchan por la misma causa pero sin menos apoyo por su condición y bajo rango. Por otro lado el presidente Santos tiene un compromiso moral y político con nuestro país para lo que sería el comienzo de la paz cuando se firmen los acuerdos con ese grupo en La Habana. Si ese secuestro no fue culpa solamente de las Farc no se debe echar por la borda ese esfuerzo de dos años tratando por la vía del diálogo para llegar a un acuerdo entre las partes, por el bien del país. Si se le respeta la vida y es liberado finalmente como esperamos, el General deberá responderle a Colombia por su culpa en esta crisis por la que atraviesa este proceso de diálogo.

Por Julio Rojas

Periodista: