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El rol de los reyes vallenatos

Felicitaciones al acordeonero Julián Mojica Galvis, quien el pasado 30 de abril, con su serenidad y precisión para interpretar los cuatro aires vallenatos, convenció de que reúne las condiciones para ser el nuevo rey Profesional del Festival de la Leyenda Vallenata, que este año le rindió homenaje a Carlos Vives.

Este boyacense es rey 2011 del festival que se hace en el municipio de Nobsa, es maestro en artes musicales de la facultad de artes de la Universidad Distrital en Bogotá, con énfasis en violonchelo. Además, acompañó en grabaciones a Carlos Mario Zabaleta y actualmente es pareja musical de Enaldo Barrera, ‘Diomedito’.

De seguro que esta corona no pasará sin pena ni gloría como ha ocurrido con otras. Hay reyes que solo han grabado algunos discos por afición, que no subsisten de la música y solo toman el instrumento unos meses antes del  Festival para ensayar e inscribirse, pero el resto del año pasan desapercibidos en el mundo del folclor.

En el festival hay coronas históricas, solo por mencionar algunas: Omar Geles, Alfredo Gutiérrez, Saúl Lallemand, Fernando Rangel, Julián Rojas, reyes que se les ve trabajando en el ámbito musical; no se trata de sí están pegados o no con sus agrupaciones, sino de que evidentemente son hormigas arrieras que día a día trabajan por engrandecer el folclor.  No obstante, hay acordeoneros que no son reyes pero igual cumplen ese rol.

Qué interesante sería ver un concurso solo con esos acordeoneros que trabajan a diario en los estudios de grabación, esos que recorren los festivales, que hacen presentaciones todos los fines de semana con sus agrupaciones musicales o se dedican a enseñar a las nuevas generaciones.

Tenemos reyes vallenatos que no viven de la música, es el caso de Navín López, miembro de una de las dinastías más representativas del folclor vallenato, un excelente acordeonero, con seguidores de su estilo para tocar. Sin embargo, la mayor parte del tiempo lo dedica a ser funcionario de la Fiscalía General de la Nación.  En condiciones similares está Jaime Dangond Daza, un joven juglar, que ejecuta los cuatro aires del vallenato tradicional a la perfección,  versea con rima y métrica, compone, pero que no vive de la música; es empleado de la Contraloría General de la Nación, cumple horario como cualquier burócrata y solo en sus ratos libres saca a relucir que es uno de los mejores para ejecutar el acordeón.

Aquí no se trata de demeritar a nadie, sino de analizar la posibilidad de que los reyes vallenatos sean artistas de tiempo completo, que solo se alejen de los escenarios por motivos de fuerza mayor, no por falta de recursos.

Qué bueno sería que los reyes vallenatos de la categoría Profesional tengan acceso a estímulos económicos de forma permanente por parte del Ministerio de Cultura, así como Coldeportes lo hace con los medallistas olímpicos, para garantizar que los reyes vivan por la música y de la música, que no terminen la vejez en el olvido y la ruina, como ha pasado con varios.

Un planteamiento para analizar es la creación de una categoría elite en el Festival Vallenato, que separe a los acordeoneros de tiempo completo de los que tienen el instrumento por hobby, para que haya reyes con más mística, para no tener que encontrarlos en una oficina poniendo sellos ni llenando formatos, sino haciendo música, promoviendo nuestro folclor con producciones discográficas, creando semilleros de músicos y atendiendo el llamado de la Unesco para preservar la música vallenata tradicional como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. Esto es lo que esperamos del rey Julián Mojica.

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