Una carta de hace cien años en la que se solicita el pago de limpieza del río Cesar, reveló que dicho afluente era navegable.
El documento al que tuvo acceso EL PILÓN fue escrito por José María Castro Baute, el cuatro de marzo de 1914 e iba dirigida a Clemente Quintero, quien en ese entonces era presidente de La Compañía de Navegación del Río Cesar.
La carta señala que la empresa recurrió a los servicios de una persona experta en limpieza y mantenimiento de ríos para lo cual se hacía necesario pagarle 100 monedas de oro americano.
Pero es triste ver como esa inversión no tuvo mucha transcendencia debido a que en la actualidad, el afluente es utilizado como vertimiento de aguas residuales por parte de algunas empresas de la región y viviendas aledañas.
“Hoy tenemos el gusto de comunicarle que el Sr. Camilo del C. Lobo ha sido nombrado por la Empresa, encargado de dirigir los trabajos de limpieza del Río Cesar.
A fin de aprovechar el poco tiempo que queda de verano, esperamos que U. (usted) tendrá la fineza de entregar al Sr. Lobo la suma de $100 monedas de oro americano”, cita parte de la carta.
El río Cesar recorre once municipios desde su nacimiento en la Sierra Nevada de Santa Marta hasta su paso por la Ciénaga de Zapatosa: San Juan del Cesar, Villanueva, Urumita, La Jagua del Pilar, en La Guajira y Valledupar, La Paz, San Diego, Astrea, El Paso, Chiriguaná y Chimichagua, en el Cesar.
En la mayoría de los casos atraviesa zonas rurales, corregimientos que carecen de servicios públicos, de pocas viviendas, de residentes pobres, o al menos con necesidades básicas insatisfechas.
Desde ese entonces, en la mayoría de esos municipios una de las actividades económicas principales es la pesca por lo que constantemente se realizaba mantenimiento y limpieza del río Cesar.
Ante la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales, Anla, siete ríos del Cesar figuraban como navegables.
Esto se conoció luego de que se asignaran en el 2013 ocho mil millones de pesos para intervenir varias cuencas hidrográficas mediante convenio con el Ministerio de Ambiente y el Fondo de Adaptación del Cambio Climático de la Presidencia de la República.
Según Corpocesar los recursos serían específicos para recuperar los ríos Cesar, Guatapurí, Lebrija, Ariguaní, Casacará, Calenturitas y la ciénaga de Zapatosa.
Estas obras estarán ceñidas a un plan de ordenamiento territorial de cuencas para determinar la carga de deterioro, contaminación, sedimentación, extracción de material de arrastre, explotación de carbón y vertimiento de aguas residuales.
El Banco de la República emitió un Documento de Trabajo Sobre Economía Regional, centrado al río Cesar.
En dicho trabajo investigativo se dice que en Valledupar y La Paz se vierten las aguas residuales en el río, luego de que éstas hayan sido tratadas en sus respectivos sistemas de lagunas de oxidación.
En ambos casos estos sistemas no remueven el porcentaje de carga contaminante exigido por la ley. Además, está el caso de la quebrada Arjona en donde son depositadas las aguas residuales del corregimiento de ese mismo nombre en Astrea. Estas aguas van a dar también al río debido a que la quebrada es uno de sus afluentes.
Los residuos humanos y animales que llegan al río son agentes de contaminación biológica que hacen que el tratamiento requerido para hacer potable esta agua sea más intensivo, lo que implica mayores costos.
También, esto genera pérdidas para los pescadores, al tiempo que se reduce el inventario ictiológico del río y los peces capturados tienen un mal sabor.
Redacción EL PILÓN