Valledupar es una de las ciudades que se beneficia con los medicamentos que ingresan de manera ilegal al territorio nacional desde el vecino país de Venezuela. Son muchas las aristas de este problema, que afectan por igual la economía y la estabilidad del sector salud de los dos países. El contrabando de medicamente se ha vuelto tan rentable como la actividad ilícita del narcotráfico.
En un completo informe la Revista Semana revela en su última edición cómo funciona este negocio. Mientras por un lado, dice, el Estado venezolano tiene crisis porque “por su esquema de control de cambio y de precios no alcanza a suplir la necesidad de médicos, insumos básicos, servicios y fármacos tanto del sector público como privado, en Colombia ha sido precisamente por la falta de regulación y control del Estado, que el sistema de salud, insuficiente y de calidad variable, no solo llegó al borde de la quiebra, sino que hasta el año pasado, los colombianos pagaban más caro por la mayoría de medicamentos que otros latinoamericanos”.
Indudablemente son dos escenarios que en la mitad tiene a los contrabandistas que se aprovechan de las crisis. Y lo peor es que comercian medicamentos falsos que incautamente compran los pacientes en el Cesar y La Guajira, poniendo en riesgo la salud. De Venezuela salen cada año 60 millones de unidades de medicamentos falsos. ¿Cuántas de esas se han quedado en el Cesar y La Guajira?
Ya se volvió costumbre de los cesarenses y guajiros acudir a las personas que tienen el control del negocio para encargarles las medicinas que por sus altos costos en Colombia, no podrían comprar. Con lo que pagan una unidad aquí, en Venezuela pueden comprar dos, incluso tres. El informe que hace esta Revista de circulación nacional debe generar una reacción en cadena de las autoridades de salud de las regiones de frontera, como el Cesar y La Guajira, para ejercer un mayor control en el tráfico de medicamentos, el cual no sólo se da mediante la intervención de un particular, sino que también ya se tomó las droguerías que están legalmente constituidas en Valledupar. La vigilancia y supervisión a los precios de las medicinas debe ser el indicador para verificar por qué una farmacia ofrece medicamente a más bajo precio que otras.
La cosa es más seria de lo que se supone. El riesgo a la salud es inminente. La manipulación de los medicamentos para traerlos desde Venezuela a Valledupar, por ejemplo, hace que estos pierdan sus efectos sanadores y pueden perderse vidas. Colombia es desde el 2005 el cuarto país del mundo que más tráfico medicamentos falsos. Ya es hora de que las autoridades enfrenten este problema.