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El rezago y la virtualidad

En la edición de miércoles 21 de julio, EL PILÓN publicó una entrevista con el secretario de Educación de Valledupar, Iván Bolaño, a propósito de la decisión de un juzgado de la ciudad de suspender el regreso a las clases presenciales en el Cesar.

La conclusión principal del funcionario fue que la virtualidad en los colegios públicos, mientras los privados ya regresaron a la presencialidad bajo los protocolos de bioseguridad, aumentará la brecha entre ambos sectores. Empezando por la población sin acceso a internet. “Muchos no cuentan con el servicio de Internet en sus casas, más del 60 % no tiene herramientas tecnológicas y el municipio no tiene la capacidad de poder dotar a 86.000 estudiantes”, reconoce Bolaño.

En Valledupar hay 43 colegios oficiales y 3 adicionales que son concesionados. Estamos hablando de 86.000 estudiantes matriculados en el sector oficial que seguirán bajo la virtualidad mientras las condiciones.

Esa afirmación del secretario de Educación la comparte la directora Ejecutiva de Unicef, Henrietta Fore: “Cada día que pasa, los niños que no pueden acceder a la educación presencial se quedan cada vez más rezagados, y los más marginados pagan el precio más alto”.

Pero no hablamos de la creación de una brecha entre la educación pública y la privada, hablamos de la ampliación de esa brecha. Por medir, de las 20 mejores instituciones calificadas en el Cesar por el Icfes durante el 2019, 17 son privadas.   Y con la zona rural la brecha es mucho más pronunciada. De las 16 instituciones del Cesar calificadas con A+ en el 2019, la máxima calificación que entrega el Icfes, solo 2 son oficiales, y ambas están en Valledupar: Colegio Nacional Loperena y CASD Simón Bolívar.

Al contrario, aparece que las 20 instituciones con los peores resultados del Cesar en las Icfes son públicas y pertenecen a la zona rural, y están en los municipios de Pueblo Bello, Codazzi, Río de Oro, Tamalameque y Astrea.

Para la realización de este editorial y tomar una posición en favor del retorno a la presencialidad nos dimos a la tarea de hablar con los protagonistas, los estudiantes. Miguel Gutiérrez (nombre cambiado por ser menor de edad), de noveno grado, contó la historia de su salón: “Para las clases virtuales unieron tres salones, cada uno con un promedio de 40 estudiantes antes de la pandemia, pero en el Meet solo se conectan 20, por mucho 25”. ¿Y los otros 100 estudiantes que no se conectan dónde están? “No sé, creo que algunos se retiraron y otros no tienen internet. Creo que trabajan con guías”. Esa es la dimensión de la tragedia.

Categories: Editorial
Redacción El Pilón: