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El Rey del Valle ya no ruge

Por Ciro Castro Castro

“Ese es el Rey del Valle el que ruge, dicen los vallenatos cuando sube y si allá arriba cae un aguacero tiemblan los pereguetanos de miedo” dice un verso de la canción del mismo nombre que compuso Nicolás Maestre Martínez muy bien cantada por Wicho Sánchez y los Playoneros del Cesar a finales de la década de los sesenta del siglo pasado en homenaje a nuestro Río Guatapurí.

Más de cuarenta años han pasado y el Río ha tenido muchos cambios negativos, de ese rugido, que los vallenatos escuchaban desde nuestras casas en las mañanitas de invierno poco o nada queda.

Cuando el Río crecía expandía sus aguas por su espacio natural que geológicamente es la zona de inundación del Río que va desde su cauce actual hasta la hoy carrera tercera o llamada “Barranca del Río”, esto es, la terraza donde se considera posible habitar; pero no, hoy esa zona de inundación está anormalmente invadida y protegida con gaviones y sin más remedio, el Río hace estragos en su margen izquierda dañando Cultivos, Vías y Puentes (recuerden el de La Canoa).

El Río viene deteriorándose desde su nacimiento que no es solo producto del deshielo sino también desde los cientos de arroyos y riachuelos que nacen en toda la vertiente de la Sierra y estos a su vez son alimentados por Manantiales que brotan desde muchos sitios que la naturaleza en sus perfectos estadíos de formación ocurridos durante miles de años conformó integrando suelo, agua y floresta, pero la depredación ocasionada por colonos invasores del territorio Indígena, que estos en su manera reposada y de pocas ambiciones protegían y le daban un uso racional como parte de su vida, la tierra es la madre (Pacha mama) y no se le hace daño.

Si queremos seguir disfrutando de este Valle, deleitándonos de sus aguas debemos recuperar en parte lo que por ignorancia de generaciones anteriores depredaron.

Esto se mitiga haciendo una restitución de lo que mal usufructuamos, esto es volviendo a sembrar los árboles de Caracolí, Pereguetano, Ceiba, Guaimaro, Guamas, Algarrobo, Cotoprix, Piñón, que en el ecocidio monstruoso perpretado desde que llegó la “Civilización” al nuevo mundo y nosotros estamos obligados a reparar.

Esquirla:

La poda drástica realizada a los árboles de Alistonia ubicados en el centro de Valledupar era necesaria y fue técnicamente efectuada, estos retoñaran y entonces sí, deben mantenerse haciéndoles podas regulares de formación con una altura no mayor a los 3 metros para que puedan cumplir su único objetivo en ese medio urbano, el de mitigar la radiación solar.

Cada propietario debe adoptar los árboles que estén ubicados frente a su establecimiento.


Presidente de la Sociedad de Ingenieros Agrónomos del Cesar – SIACESAR
cirocastroc@hotmail.com

 

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