Buena la intención que, por iniciativa del periodista Carlos Quintero Romero, reunió a diferentes estamentos ciudadanos para hallar consensos en puntos de interés común y superior – sin renunciar a las diferencias – entre sectores políticos, gremiales y sociales de Valledupar y el Cesar frente al nuevo gobierno presidencial.
Una reunión de ‘reconciliación’, como se denominó, entre diversos protagonistas y líderes políticos del Cesar, logró en buena parte los objetivos que perseguía, en medio de los pronósticos adversos y las peleas internas, propiciados por las huestes más cercanas al nuevo presidente.
Allí reunidos, representantes de los partidos Centro Democrático, Liberal, Conservador, coalición del Pacto Histórico, entre otros movimientos, a pesar del entendimiento de que se debía conversar no lograron ponerse de acuerdo en los procedimientos, dinámica o metodología de participación para expresar sus respectivos puntos de vista.
La intención según se entendió era instalar una ‘mesa de paz y reconciliación’, y de esa manera juntos impulsar ante el gobierno del presidente electo Gustavo Petro los temas fundamentales para la región.
A pesar de la nutrida asistencia, y la representatividad de cada uno de los presentes, incluyendo gremios de la producción, fue muy difícil lograr puntos de encuentros conceptuales sobre la posición que la clase dirigente y sociedad civil debe asumir con el nuevo cuatrienio gubernamental.
Con todo, es loable el ejercicio emprendido, esa es la ruta a seguir en sintonía con los vientos de reconciliación.
“El acuerdo nacional” que se propone a nivel país bien vale la pena intentarlo aquí en la región, máxime en un departamento como el Cesar donde también hay marcadas unas fronteras políticas irreconciliables entre quienes han ostentado el poder en las últimas tres décadas.
Las mayores confrontaciones, he ahí la paradoja, se vivieron, en el encuentro, entre los propios grupos políticos afines a la campaña del elegido presidente Gustavo Petro del Pacto Histórico, lo cual evidencia que el mensaje del presidente de reconciliación y diálogo para encontrar un camino despejado hacia un gobierno reformista y progresista, aún no habría calado entre sus huestes más militantes. Después de muchas décadas de ostracismo – que el propio movimiento considera una ausencia bicentenaria de las decisiones de gobierno- sus líderes exigen que su triunfo sea reconocido y valorado por todos antes que facilitar un acuerdo más amplio y representativo.
Si bien al final se produjo un documento de respaldo y aceptación del llamado de Petro al diálogo nacional y a los acuerdos, no se aludió ni se expuso siquiera, en el conjunto de discursos en el encuentro, una ‘agenda regional’, de programas y proyectos consensuados, claves en la transformación para bien de la vida de los cesarenses más pobres.