En momentos en que la iniciativa legislativa conocida como “Equilibrio de Poderes” está a punto de ser aprobada en último debate, me asaltan serias dudas en lo que hace al tema de la eliminación del Consejo Superior de la Judicatura, que según palabras del ministro Juan Fernando Cristo: “Va a ser remplazado por un gerente “fuerte” que administre la parte financiera, para que los jueces se dediquen a lo que saben, administrar justicia”. En principio la idea de eliminar este organismo no me disgusta, pues como se recuerda han sido muchos los “choques de trenes” que se suscitaron, como consecuencia de algunas “indelicadezas” cometidas a través de sus fallos de tutela, que dejaron mucho que desear en cuanto a su fundamentación jurídica, pero que mostraban a las claras, la presencia de intereses políticos abyectos. El propósito de eliminarlo, tampoco es nuevo, pues como se recordará el Presidente Álvaro Uribe Vélez lo incluyó en su fracasado referendo del año 2003.
Repito la idea de eliminar este organismo que solo ha dado muestra de ineficiencia e ineficacia, no me disgusta para nada, es más, estoy de acuerdo. Lo que no veo con buenos ojos, es remplazar todo un cuerpo colegiado, por un gerente fuerte, que maneje los recursos de la Rama Judicial. Considero que en este caso el remedio puede resultar peor que la enfermedad ¿Por qué? Básicamente por las razones siguientes:
i) Porque somos un país con altos índices de corrupción. No por casualidad ocupamos el puesto 75 entre 195 países evaluados.
ii) Porque los organismos de control y la Fiscalía, no han sido lo suficientemente eficaces a la hora de combatir la corrupción, y los ejemplos sobran: La venta del edificio de la Contraloría, El escándalo de la contratación de los Nule, y el descalabro de Interbolsa.
Así las cosas, no me extrañaría que de nombrarse un gerente fuerte, para que administre los recursos financieros de la Rama Judicial, se termine convirtiendo esto, en otro foco de corrupción, pues la concentración de poder en cabeza de una persona termina por generar este tipo de situaciones. Lo dijo: Jhon Emerich Edward Dalberg-Acton en su famosa frase: “El poder tiene la tendencia a corromperse y el poder absoluto a corromperse absolutamente”. Habrá que esperar entonces, el control que ejerza la Corte Constitucional, sobre esta reforma, una vez sea sancionada por el Presidente Santos, pues se da por descontado que le lloverán demandas de inconstitucionalidad. Amanecerá y veremos.
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