Enrique Herrera
El presidente Petro en un tuit del 21 de enero sin anotar un solo dato dijo que “Los datos de agricultura han sido excepcionales y no se veían desde hace mucho tiempo. (…)”. Pues bien, revisemos los datos grandilocuentes para saber si se corresponden con el relato, porque parece que hay la intención para que la gente se quede con el relato, pero sin datos.
Es cierto, dato necesariamente no mata a relato. El relato se impone, muchas veces y en primera instancia, al dato, porque la ideologización y trivialización del debate político hace que muchas veces se olvide dónde acaba la ciencia y empieza la ideología. Eso ocurrió, por ejemplo, con Trump y el Covid. El relato por una parte y los datos por el otro.
En Colombia, es ya costumbre de este gobierno, hacer lo propio y aún sin datos o en contra de datos, construir relatos. Viene sucediendo con la reforma a la salud, por ejemplo. O con la no exploración de petróleo y gas estancando la transición energética y productiva del país. O con la pensional: los datos no dan para que las nuevas generaciones paguen esas obligaciones a futuro.
En esta columna daremos unos datos para no tragar relato sin datos.
Es cierto que la inflación de alimentos cedió y cerró el 2023 con el 5 % pero ello obedeció, más que a gestión de gobierno, a que el precio del maíz amarillo, la torta de soya y los fertilizantes, junto con los fletes marítimos, bajaron significativamente y que con el dólar barato, la normalización de la demanda postpandemia, la desaceleración económica global, la vuelta de página a la crisis de los contenedores y, por supuesto, el acuerdo que le permitió a Ucrania seguir exportando fertilizantes jalaron hacia abajo los precios de los alimentos.
Pero, las exportaciones agropecuarias, de alimentos y bebidas, en el periodo enero – noviembre 2023 disminuyeron, según el DANE, -13,7 % frente al mismo periodo de 2022 y las importaciones -16.4 % porque hubo menos importaciones de productos alimenticios y de animales vivos pero los mismos no fueron reemplazados por producción nacional y eso significa menos producción y menos alimentos.
El precio al productor cayó -5.7 % y el crédito agropecuario -13.4 %. El PIB agropecuario, “entre enero y septiembre aumentó un pírrico 0,5 % con respecto el mismo periodo de 2022” y en lo referente a la entrega de tierras el presidente ya reconoció que no podrá cumplir y que solo han comprado 48 mil hectáreas y entregado 16.375 de las 3 millones que dijo.
Y mientras tanto, para el 2024, se espera, por el fenómeno de El Niño, menor área cultivada, menor productividad y menores cosechas, un crecimiento del PIB cercano a cero y quizás, una subida de precios y claro, menos inversión por el incremento de la inseguridad rural donde la extorsión y las vacunas ya volvieron.
Así pues, he aquí los datos para un relato.