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El regaño de Uribe a los congresistas del Cesar

Entre las muchas cosas que dijo el ex presidente Álvaro Uribe Vélez hubo una que, con razón, ha causado polémica en el mundo político regional; cuando el ex mandatario afirmó que los actuales congresistas del Cesar no se hacían sentir en el parlamento colombiano.
En nuestra opinión, la afirmación del ex presidente Uribe se debe tomar como un llamado de atención, desprovisto de segundas intenciones, que debe servir para que cada uno de los actuales Representantes a la Cámara: José Alfredo Gnecco, Yensi Acosta, Pedro Muvdi Arangüena y Fernando De la Peña; y el Senador Félix Valera Ibáñez, hagan una reflexión sobre la forma en que vienen trabajando y los resultados de su gestión.
“Cuando yo era senador, los senadores del Cesar gritaban en el congreso y se hacían sentir, yo no oigo hoy las voces del los parlamentarios de este departamento en las Cámaras alta y baja, y ahí es donde hay que hablar con mucha fuerza para conseguir beneficios para su región”, dijo el expresidente Uribe con el desparpajo que lo caracteriza.
La afirmación del fogoso expresidente, quien dará mucho para hablar en la política nacional en el mediano y largo plazo, nos parece digna de analizar y consideramos que debe motivar a la reflexión de los políticos, la dirigencia gremial y en particular la ciudadanía.
En primer lugar, la frase de Uribe tiene el problema que generaliza y quizás incluye a todos los congresistas en una misma bolsa y de esa manera la tesis puede incurrir en una generalización injusta, quizás.

Lo primero que hay que tener en cuenta es que mucho ha cambiado en el Congreso de la República, desde aquella época en la cual Uribe fue Senador hace unos quince años o veinte años,  a la actual.
Antes de la Constitución de 1991, los congresistas tenían acceso a los llamados auxilios parlamentarios, con los cuales mal que bien podían atender, de una u otra manera, a buena parte de su electorado; además tenían acceso a partidas presupuestales y podían sugerir y señalar gastos para sus regiones; la actual legislación restringe de manera sustancial las facultades de los congresistas y de incurrir en aquellas antiguas prácticas más de uno se podría meter en líos de carácter disciplinario o judicial.
Adicionalmente, no hay que desconocer que la evaluación de la gestión de los congresistas hay que hacerla teniendo en cuenta su partido político y su cercanía del gobierno de turno. No le va igual a un congresista en la oposición, que a uno que sea gobiernista, en este caso a los cercanos a la llamada Unidad Nacional.
¿Habría que preguntarse, también, que tanta atención le prestó Uribe a los congresistas del Cesar, durante sus ocho años de gobierno?.
No obstante lo anterior, compartimos la sugerencia que hizo Uribe Vélez, cuando llamó a la unidad de los gremios regionales, los mandatarios locales  y los congresistas para defender los intereses de Valledupar y el Cesar, ante el Gobierno Nacional.

El regaño de Uribe debe servir para hacer un alto en el camino y reflexionar sobre su gestión y mostrar sus ejecutorias. Pero también, debe ser un llamado de atención al Gobierno actual en el sentido prestarle una mayor atención a regiones como la nuestra, más allá de la época del Festival Vallenato cuando se pasea por aquí toda la dirigencia nacional. Los actuales congresistas sólo tienen un año en su ejercicio, todavía tienen tres más para intensificar su trabajo en pro de la gente que los eligió.
Desde estas mismas páginas hemos abogado por la conformación de un frente común entre nuestros congresistas, con el fin de trabajar en una gestión mancomunada por el Cesar y la Región Caribe. Adicionalmente, hemos abiertos nuestras páginas para que ellos le informen a la misma comunidad, sus electores, sus gestiones en materia de control político y presentación de proyectos de ley de interés para el departamento. Además de exigirle a los congresistas, la sociedad civil también tiene el deber de sugerirles y colaborarles en ese frente común a favor del Cesar y Valledupar.

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