Comenzó desde este jueves y hasta mañana domingo en el corregimiento de Atanquez, norte de Valledupar, la Asamblea General de Aprobación del Plan Salvaguarda Étnico Kankuamo, con la presencia de cerca de 800 kankuamos que hoy residen en diversas regiones de Colombia. Este encuentro busca identificar los problemas coyunturales y concertar las líneas de acción que permitan garantizar su pervivencia física, cultural y territorial, en cumplimiento del Plan de Salvaguarda ordenado por la Corte Constitucional a través del Auto 004 del año 2009, posterior a la adopción de medidas cautelares para éste pueblo indígena por parte de la Corte Interamericana de Derechos Humanos.
Esta comunidad indígena hace parte de los 35 pueblos que están en riesgo de perder sus raíces culturales y durante los últimos años, mediante un proceso de construcción y concertación colectiva en varias ciudades del país, los kankuamos han recogido información y elaborado un censo de sus miembros desplazados en varias ciudades de Colombia. Es así, como de los 24 mil miembros de esta etnia, hoy sólo 13 mil habitan en los 12 pueblos kankuamos asentados en la Sierra Nevada de Santa Marta y el resto en Bogotá, Barranquilla, Santa Marta, Cartagena y Riohacha. Esto demuestra que casi el 50% está fuera del territorio a raíz de la violencia que azotó sin contemplación a esta comunidad indígena, generado por el conflicto armado.
Durante este primer semestre del 2013, se ha desarrollado un amplio proceso de concertación colectiva de acuerdo con la visión ancestral de un colectivo social que se resiste a perder una identidad que algún día tuvieron (lengua, forma de vestir, comida tradicional y folclor autóctono). En ese trabajo están involucrados tanto los kankuamos que viven en su territorio como los que están por fuera, porque finalmente entre todos deben decidir cómo quieren ver a su pueblo, si quieren retornar y en qué condiciones lo harían.
El pueblo kankuamo sufrió una fragmentación cultural, y según sus líderes, cuando a un pueblo indígena le resquebrajan la cultura, afectan a sus mujeres, a sus niños y niñas y matan a sus hombres, los condenan a desaparecer. Por eso se la juegan con esta Asamblea General de Aprobación del Plan de Salvaguarda Étnico, porque ahora es necesario hacer una atención diferencial para lograr que los que están por fuera del territorio se cohesionen a sus raíces y junto con los que siguen en el, mantengan y preserven su cultura en sus 12 comunidades.
“Lo único que queremos es que sigamos tejiendo y danzando para no morir, que los hombres sigan poporeando”, dijo uno de sus líderes al inicio de la Asamblea, con lo que reafirman que su objetivo es retejer el tejido que se fragmentó a raíz de la violencia, y eso solo se puede restituir, volviendo a ejercitarlo en territorio ancestral no fuera de él.