Si en definitiva las autoridades policivas continúan con los operativos para sancionar a consumidores y vendedores de empanadas y otros alimentos en las vías o calles de Colombia con seguridad aumentarán la inseguridad en el país y otros graves problemas ciudadanos.
Claro está que la sanción está contemplada en el nuevo Código Nacional de Policía y uno de los primeros sancionados fue un joven estudiante en Bogotá, identificado como Stiven Claros quien, como su apellido, no le quedó claro la norma y aseguró que la desconocía; en consecuencia, el grupo de la Policía procedió a imponerle la sanción equivalente a más de $800.000.
Lo que sí tiene claro la ciudadanía es que por castigar a consumidores de empanadas y vendedores la Policía Nacional descuidará otros frentes de trabajo como son la vigilancia en las ciudades para evitar el constante aumento del robo a residencias y toda clase de establecimientos comerciales.
Además, con esta impopular medida, el desempleo aumentará en forma drástica porque en todo el país son muchísimas las personas y hasta familias completas que se dedican al rebusque laboral mediante la venta de empanadas y otros alimentos en casetas ubicadas en las principales vías donde, por lo general, transitan muchos ciudadanos. Y otro de los afectados será el propio Gobierno Nacional que verá disminuir aún más la tasa de empleo; como todos sabemos, según el DANE, el subempleo o trabajo informal está en ésta precisa época en más del 48% y son muchísimas las personas que se dedican al rebusque mediante la venta callejera de empanadas y otros alimentos.
La divulgada situación con el joven estudiante bogotano nos demuestra que Colombia definitivamente es una Nación macondiana donde a diario suceden hechos que bien se pueden enmarcar en lo curioso, increíble o para Ripley; además, se crean normas difíciles de hacer cumplir como la del presente caso debido a que no se analiza o estudia la realidad económica y social del país. La verdad sea dicha, si nos atenemos a las mismas cifras oficiales del Dane sobre empleo en Colombia, lo que sí está aumentando son las labores de informales, o sea el rebusque. Este panorama laboral obedece a que para muchas personas el trabajo informal o rebusque es producto de la necesidad, y algo de ingenio, pues en sus hogares podrá faltar un trabajo decente, digno y bien remunerado, pero nunca el pan de cada día.
Las principales ciudades colombianas están cada día más invadidas de vendedores de minutos a celular, vendedores ambulantes o estacionarios, vendedores y vendedoras de los productos de catálogo, loteros, taxistas, lustrabotas, mototaxistas, ciclotaxistas y recicladores.
Además, en los terminales aéreos y de transporte terrestre existe un buen número de maleteros, revoladores y limosneros; en los semáforos y vías de las principales ciudades se instalan vendedores.
Esto tendrá que cambiar, pues el desempleo es uno de los más graves problemas colombianos y lo peor es que genera otros como la inseguridad; además, con el ingreso al país de más de un millón doscientos mil ciudadanos venezolanos la situación en general, por la escaséz de empleo y las desigualdades económicas y sociales, cada día es peor.
En síntesis, el rebusque no es delito en ninguna parte del mundo y para los ciudadanos de muchos naciones es el único medio para conseguir el pan de cada día.