En Colombia y especialmente en la ciudad de Valledupar, donde paradójicamente, el lunes de esta semana, como colmo de la inseguridad, dos ladrones a mano armada atracaron a varias personas en la funeraria que velaban a un difunto asesinado en asalto callejero; es decir, los delincuentes roban en cualquier sitio y hora de día o noche, con el lamentable inconveniente de que un porcentaje considerable de sus víctimas resultan heridas y otras pierden la vida.
El real quid de la inseguridad en nuestro país radica en la pobreza producto de la desigual distribución de la riqueza por la falta de oportunidades de los pobres para estudiar y trabajar dignamente, entre otras que también brindan a la gente las posibilidades de superarse decentemente.
Tan desafortunado panorama por no disponer de suficientes fuentes de ingresos económicos con actividades correctas, ha originado un tejido social que recurre a lo ilícito con el propósito de vivir de manera cómoda sin importar las terribles consecuencias, tales como ser encarcelado o morir prematuramente.
La carencia de empleo conlleva a la delincuencia, por esto surgen delitos cometidos por personas capacitadas, entre tales delitos tenemos los robos a través de medios electrónicos como la sustracción de dinero de los cajeros automáticos de las entidades bancarias, entre las cuales hay que reconocer algunas son más responsables que otras.
Por ejemplo, el Banco de Colombia es más garante con sus clientes que el Banco de Bogotá y muchas otras de estas empresas financieras radicadas en Valledupar.
Debido al percance que me ocurrió con el Banco Bogotá me pasé al Banco de Colombia, previa observación de la mayor seguridad del dinero de sus clientes.
Hasta donde yo he visto en Valledupar, todos los cajeros automáticos del Banco de Colombia están ubicados en cubículos privados para evitar que la información de las transacciones realizadas no quede a la vista de terceros que hacen colas, que a veces son ladrones clonadores de tarjetas con las cuales roban dinero de los clientes bancarios.
Al contrario, el Banco de Bogotá tiene varios cajeros sin privacidad y lo más grave que pone en riesgo de robo a sus clientes, son los dos cajeros dispuestos en un mismo cubículo con puerta hacia afuera de la sede de su oficina ubicada en la esquina entre la calle 16 y la carrera 11.
Ahí no sólo pueden ver la información suministrada por los clientes sino que los pueden atracar para arrebatarles el dinero cuando lo tengan en sus manos. Esto es el colmo de la desconsideración de parte de este Banco con sus clientes.