Por: Valerio Mejía
“Pero Yahvé desencadenó un viento tempestuoso sobre el mar, y se desencadenó una borrasca tan violenta que el barco amenazaba naufragar”. Jonás 1:4
Las tormentas de la vida, pueden presentar grandes desafíos y oportunidades para que crezcamos. Pero existe diferentes clases de tormentas: Algunas, producidas por las circunstancias, nos invitan a utilizar el conocimiento que ya tenemos; como aquella en la que Jesús calmó el viento y ordenó al mar que enmudeciera, haciéndose grande bonanza. Otras tormentas, Dios las permite para mostrarnos que nos estamos encaminando en la dirección equivocada; como la que utilizó para hacer volver al profeta Jonás al camino.
La tormenta de los discípulos en el lago fue enviada por las circunstancias para desviarlos de la voluntad de Dios. La tormenta de Jonás fue enviada por Dios para regresarlo a su voluntad. Algunos experimentamos tormentas debido a que doblamos a la izquierda cuando Dios gira a la derecha. Entonces, en su misericordia, Dios trae una tormenta para encaminarnos de nuevo. Otros, enfrentan tormentas porque se encuentran en la voluntad de Dios, y él quiere entrenarlos en términos de milagros, enseñándoles a usar las herramientas para calmar tormentas.
En ocasiones, cuando nos encontramos en tormentas, clamamos a Dios para que intervenga y cambie nuestras circunstancias -como hicieron los discípulos- sin discernir el real propósito de la tormenta. Si sólo clamamos estamos renunciando a nuestra participación en el milagro. El permite los problemas en nuestra vida para que podamos derrotarlos. Es nuestra responsabilidad ordenarle al obstáculo que desaparezca, no solamente tratar de que Dios solucione los problemas en la tierra. En cada tormenta deberíamos ver desde la perspectiva del cielo y declarar la palabra del Señor para ver la incursión del cielo en las circunstancias.
Amados amigos: ¿En qué tormenta nos encontramos? ¿Estamos tratando con ellas de la manera en que Dios quiere que lo hagamos? ¿Hemos permitido que los milagros pasados nos lleven a un estado de fe adecuado para los desafíos actuales?
Debemos discernir el tipo de tormenta en que nos encontremos y el propósito que Dios tiene en cada una de ellas. El tiempo para orar y prepararnos es antes, cuando nada sucede. Esa es la manera de acumular poder y crear una atmósfera interna de paz y fe que podemos llevar con nosotros en situaciones de tormentas. Que Dios nos dé poder para vencer las tormentas de las circunstancias y humildad para retomar el rumbo en las tormentas enviadas con ese propósito.
“Señor: ¡Ayúdame a vencer cada tormenta! Amén”
Saludos y victoria en las tormentas