EL TINAJERO
Por José Atuesta Mindiola
El Magisterio del Cesar honra la memoria del profesor Raúl Arroyave Arango, reconocido dirigente sindical y defensor de las reivindicaciones laborales de los maestros y de la educación pública.
Era antioqueño de cepa, con vocación de maestro y de líder sindical, pero gran parte de su experiencia en la docencia, en la lucha sindical y en la política la desarrolló en el Cesar, por eso se granjeó el afecto y la admiración del magisterio de nuestro departamento. Además, fue aquí en el departamento donde se profesionalizó en la docencia: obtuvo el título de Licenciatura en Ciencias Sociales y de Especialista en Computación para la Docencia.
En Puerto Berrío, Antioquia, en 1974, inicia su trabajo en la docencia y en el sindicalismo, cuando apenas contaba con 19 años de edad. Y a partir de 1976 hace parte de la nómina de docentes del departamento del Cesar: se vincula primero al Colegio Nacional ‘Alfonso López Pumarejo’ en el municipio de Río de Oro; pronto es trasladado al Colegio Nacional del municipio de Codazzi. Y es elegido fiscal y después tesorero de la Asociación Colombiana de Profesores de Enseñanza Secundaria (ACPES) entre 1980 y 1984. Más tarde, ocupa el cargo de fiscal, y luego presidente de la Asociación de Educadores del Cesar (Aducesar). Además, fue diputado de la Asamblea Departamental del Cesar entre 1995 y 1997.
El 1998 fue elegido para formar parte del Comité Ejecutivo de la Federación Colombiana de Educadores, Fecode, y como Representante al Fondo Nacional de Prestaciones defendió el derecho de los educadores a la salud, a las cesantías y a la jubilación. En 2008 es elegido al Comité Ejecutivo Nacional de la CUT. En las elecciones de 2010 obtuvo la segunda votación del Polo al Parlamento Andino (más de cien mil votos), en representación de varias de las tendencias de esta organización.
Raúl será recordado por el magisterio del Cesar por su imagen de líder y de hombre probo que dejó en su larga y próspera permanencia en el departamento. Entre sus cualidades se destacaba la de su verbo incansable, su discurso maratónico que no fastidiaba por su facilidad expresiva, sus recursos idiomáticos y, en ocasiones con acierto, incluía refranes para adornar sus palabras. Además de su inteligencia para hilar con coherencia y lógica sus discursos, lo acompañaba su voz; en una ocasión alguien dijo que los pulmones de Raúl eran unos parlantes de altos decibeles.
Raúl era un hombre súper organizado, con gran capacidad de análisis, de inteligencia plural; un líder con vocación, sin sectarismo ni dogmatismo. Después de elecciones, con la misma óptica miraba a todos los docentes. Impulsaba proyectos pedagógicos, fue el fundador del CEID (Centro de Investigaciones Docentes del Cesar).
Hacía lo que hacen los buenos dirigentes y lo que le corresponde hacer a todos los que administran dineros: socializaba el presupuesto, editaba boletines para mantener al día a los docentes, defendía con vehemencia los derechos democráticos y laborales de los docentes, y apoyaba los eventos pedagógicos y culturales de los maestros.
Raúl fue un demócrata, y a pesar de sus problemas de salud, se mantuvo siempre en su incansable defensa de la educación púbica.
El día 27 de enero, sus restos mortales fueron acompañados por una multitud de docentes y trabajadores de todo el país, y por la militancia del Moir, al Cementerio de Chapinero, en la ciudad de Bogotá.
DÉCIMA DE LA SEMANA
Hoy en toda la ciudad
hay temor y desespero,
con el atraco callejero
crece la inseguridad;
presencia de autoridad
la gente lo pide a gritos,
en los barrios Novalito,
Los cortijos y Garupal,
y en todo Valledupar
para frenar estos delitos.