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¿El principio del fin?

Por estos días hay varios hechos importantes que podrían ser determinantes para reescribir el futuro del país. Por un lado, la encuesta “Pulso País” de Datexco, por primera vez en 6 meses de desgobierno, da muestras claras, sensatas y contundentes de que la nación empieza a desencantarse de Petro y su séquito. En pocos meses la imagen favorable del presidente cayó del 54% al 44% y la desfavorable se disparó, al pasar del 35% al 47%. Se han escuchado nuestros ruegos y seguramente se han leído nuestras columnas pero especialmente, la gente ha sentido de manera muy fuerte como nuestra calidad de vida se viene deteriorando sistemáticamente. Esto era cuestión de tiempo.

En octubre, al cruzar las cifras de imagen de Petro, este tenía una diferencia a favor del 19% -resultado de restarle 35 a 54-, mientras que ahora, ese resultado pasa a ser negativo: -3%, al quitarle 47 a 44. Las cifras, ahora sí, empiezan a reflejar la realidad que vivimos. No será de extrañarse que se haya iniciado, por fin, la picada de una popularidad que se construyó a partir de mentiras, falacias y acusaciones fundamentadas en correr la línea ética. La gente, el pueblo que apoyó al Pacto Histórico, aquel que le creyó a Roy Barreras, a David Racero, a María José Pizarro, a Claudia López -a quien hoy sus amigotes le torpedean la construcción del metro-, entre otros, empiezan a reaccionar, se sienten engañados, burlados y traicionados. Valoro mucho a aquellos conocidos que ya me han manifestado que se equivocaron, que esto terminó siendo “peor que lo que había.” Se les dijo, se les advirtió, lo vimos venir pero no nos creyeron. ¡Lástima!

El segundo hecho corresponde a las protestas que opositores del gobierno vienen organizando y que se llevarán a cabo muy pronto. Transportadores, el representante a la Cámara Miguel Polo Polo y miles de ciudadanos saldrán a las calles el 15 de febrero para manifestar su hastío con lo que nos viene pasando desde el 7 de agosto de 2022. Algunos sectores de la Organización Colombiana de Estudiantes -OCE-, que apoyó a Petro en su esfuerzo por llegar a la Casa de Nariño, está frustrada y decepcionada por lo que viene sucediendo y está analizando un posible apoyo a estas protestas.

Realmente es importante valorar que, aunque la invitación es a marchar en un día de semana, parece que son varios los sectores interesados en apoyar esta iniciativa. Ahora la protesta social, en este caso de quienes no vandalizamos ni saqueamos las ciudades de Colombia, parece ser la más grande amenaza que se cierne sobre el gobierno, que parece sentir angustia ante lo que parece inevitable: el principio del fin de esta pesadilla, de este horror.

Los constantes desaguisados de ministros como Alfonso Prada -Interior-, Guillermo Reyes -Transporte-, Néstor Osuna -Justicia-, Irene Vélez -Minas y Energía-, Carolina Corcho -Salud-, sin excluir las sandeces que dice Francia Márquez y los muy evidentes pactos de La Picota en los que participó Juan Fernando Petro -hermano de Gustavito-, ya empiezan a pasarle cuenta de cobro al ejecutivo. La inflación, la devaluación del peso y la pérdida de valor de Ecopetrol, entre otros, también aportan en este empeño.

En buen momento la directiva del Partido Conservador le da un golpe de estado a Carlos Trujillo, manzanillo típico y de pura cepa, arrodillado a un gobierno que en nada representa el ideario que hemos defendido durante años. Ojalá esto sirva para que el partido abandone este absurdo apoyo a Petro y retome sus banderas, lo necesitamos. Lástima que el reemplazo de Trujillo no nos de muchas esperanzas de cambio: Efraín Cepeda. 

Otro tema relevante y que afecta directamente la imagen del gobierno es el apoyo del Pacto Histórico a Rodolfo Hernández, excandidato presidencial que le entregó a Petro la presidencia en bandeja de plata. Parece ser que Hernández está muy interesado en aspirar a un cargo de elección popular en Santander y el Pacto declaró que cerrará filas para apoyarlo. ¡Más descaros de frente a la nación que ve cómo se pagan facturas pendientes!

Se acerca el muy anhelado día D…

Por Jorge Eduardo Avila

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