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El presente fue ayer

Con solo 12 años, Julie comprendía cosas que los demás no, esto sorprendía mucho a sus maestros. A ella le apasionaba leer; rentaba libros que nunca devolvía. Después de haber terminado el 8°, sus padres se dan cuenta que ella solía aislarse del mundo exterior, y centrarse demasiado en sus libros, debido a esto, la obligan a ir al médico.

En la sala de espera Julie habla con su madre tomando su mano.

-Estoy bien, no me pasa nada- le dice Julie nerviosa.

-Lo sé, pero estoy preocupada por ti- responde su madre acariciando su mejilla

-No tengo nada, perderás tu dinero- dice Julie mientras le da la espalda

-No perderé nada, más bien ganaré paz y tranquilidad al saber que estas bien- responde la madre  mientras  le acaricia su cabello.

“Julie Thomson”, se escuchó al fondo mientras un médico agitaba su mano.

Desde el consultorio se escuchan gritos y golpes, para sorpresa de muchos, era Julie, esa linda chica de cabello corto, ojos como la miel y de esa sonrisa tierna que pasó a una cara de miedo y desesperación; a Julie se le diagnosticó autismo.

Desde ese día, Julie dejó de ser la misma, sus calificaciones bajaron, su forma de pensar cambió de manera drástica pasando de ser la chica tierna y lista de la clase a ser la triste depresiva del salón, pues se sentía como un producto defectuoso que no tenía utilidad. Cada vez leía más y más, pero de manera exagerada.

Pasaron 5 años y el estado de Julie empeoró. Julie no podía pensar en nada que no fuera su enfermedad, lo cual le arruino su vida. Llevándola a un daño psicológico que posteriormente se convertiría en un daño cerebral que podría quitarle la vida.

Un día cualquiera de su miserable vida, decidió sentarse en una banca del parque en la que estaba un anciano que le ayudó a ver que había malgastado su vida. Esa noche Julie sintió fuertes golpes en su cabeza y sin llamar a sus padres, escribió esto sabiendo su destino:

-Muchos me dijeron “aprovecha tu vida, vive tu presente” pero la verdad es que cuando tienes una espina en el alma, no te das cuenta de que tu presente, el que desperdiciaste FUE AYER.

Después de eso solo se escuchaban las campanas de su funeral y un texto en su ataúd que decía “tú eres tu propio presente”.

Por: JESÚS DAVID CARVAJAL – Inst. Educ. Prudencia Daza

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