Por: Fausto Cotes N.
Aprovecho este instante y no me valgo del momento,
Para decirte en voz baja en esta sentida oración,
Que estoy muy agradecido,
¡Muy agradecido Señor!
Gracias por el amor que me has dado
Para con mi mujer y mis hijos,
Para con mi familia entera
Y en el mismo lugar mis amigos.
Gracias por la vida en este sitio
Que siento que para mí es el mejor escogido
Al pie de una gran montaña y de un río de aguas tranquilas
Que con sus reflejos de sol se extasían más mis pupilas,
Refresca mis sentimientos y le da sabor a mi vida.
Gracias por ponerme aquí en la tierra del “amor amor” y del verso florecido
Que profundiza sus emociones si le suena una guitarra
O un acordeón de antaño en el silencio escondido.
Gracias por haber nacido en la época de los genios, de Escalona y Leandro
De tantos más conocidos que con Tobías y Tavo Gutierrez
Y otros grandes romanceros forjaron los cantos viejos que llegaban hasta el alma con expresiones sentidas y melodías exquisitas
Que hacían que su música se hiciera cada vez más nuestra
Y su irradiación, en los confines de este mundo, … ¡Infinita!
Gracias por poder escanciar un vaso con Tequila
Y escuchar las rancheras de José Alfredo Jiménez
Y de Cantinflas aprender la humildad de la justicia
Gracias por la oportunidad de tratar con científicos y poetas
Que hicieron de la razón la virtud más apreciada convertida en fórmulas sencillas
Y en el esplendor, la ciencia de las letras.
Gracias por haberme dado la oportunidad de estar tan cerca
A Pelé y a Di Stefano
A Messi y a Maradona
Por observar a Cassius Clay batiendo las mariposas
Y las chilenas al aire de Ronaldo Cristiano con asombrosa destreza
Y de tanta gente importante en el arte de servir y manejar la pobreza
Gracias por permitirme rezar a prima y dúo
un padre Nuestro del Papa, el líder del mundo nuevo,
Wojtyla el milagroso,
El hijo tuyo más completo,
Que esparció por aire y tierra
fe, amor, y afecto
Al lado de la grandeza de la representante eterna de la caridad cristiana
de aquella ¡Madre Teresa!
Gracias, mil gracias, Dios mío por mi pie en esta tierra
Del Valle de los Caciques del Cesar engrandecido
Y de Colombia ser su hijo del vientre de las américas
De la tierra que en un principio fue la fuente del paraíso
Gracias por haberme complacido,
Por estar un corto tiempo
qué largo me ha parecido
En el mundo de las luces, el universo de tus hijos
Donde se sueña por un momento y se despierta en el olvido.
La tierra de Maya y Pupo del ilustrado Rafael Carrillo
Que hicieron del pensamiento
Sendas muestras de enseñanzas del conocimiento social
en sus campos respectivos.
Qué fortuna haber nacido en la Provincia del Olvido
La que canta Carlos Vives en su tristeza sumido
Y que recorriendo escalas se hace más importante en tu planeta querido.
La tierra de Enrique Maya y de la Custodia de Badillo
Que Los Ángeles de la Guarda del diablo enloquecidos,
Al fin y al cabo, escondieron y llevaron a otro destino.
Gracias por tantos ilustres en mi tierra nacidos,
Que, si la Resurrección existe lo único que te pido,
Es que pueda renacer en este Valle querido
Donde en otros tiempos vivieron los grandes de su destino.
Tierra de hombres honestos y de humildes campesinos que he traído en mi memoria desde cuando yo era un niño.
¡Gracias, nuevamente gracias, por haber aquí nacido!