La idea de un abogado y un periodista, preocupados porque la ciudad tuviera un medio de comunicación impreso, acorde a las necesidades del mercado de la información para la época, se hizo realidad el 17 de septiembre de 1994, cuando El Pilón llegó por primera vez a manos de sus lectores.
Se trataba del abogado Dickson Quiroz Torres, primer director y gerente, y del periodista Iván Alejandro Duarte, primer editor general del medio. Ambos dialogaron con Cecilia Villazón Zubiría, que por más de 10 años sostuvo una publicación semanal y Normando Suárez, sociólogo, con quienes se trató de madurar la idea.
Como eran difíciles las condiciones de comercializar el proyecto al que muchos catalogaban como una hazaña, nació ‘Crear Siglo XXI’, empresa asesora en comunicaciones, a través de la cual se realizaron los estudios económicos y de factibilidad del periódico.
EL PILÓN, al igual que ‘Crear Impresores’, no eran empresas autónomas, pero sí sub-empresas, departamentos de una sociedad anónima denominada Comunicaciones Integrales S.A.
Las sub-empresas empiezan a tomar cuerpo en el año 1994 con las negociaciones de maquinarias, y el 17 de septiembre, se da a conocer a luz pública, el primer ejemplar de EL PILON. El segundo número circuló después de un mes, el martes 18 de octubre. Sin embargo, fue tanta la acogida y el esfuerzo de sus creadores, que a finales del mismo mes, El Pilón se volvió semanario.
Retos del Nuevo Pilón
Con un nuevo estilo en el manejo del diseño gráfico y de la información noticiosa, EL PILON le apunta a los retos del periodismo actual que se enfrenta a nuevas tecnologías de la información, con el crecimiento acelerado de las redes sociales, que han cambiado la manera de obtener los hechos noticiosos.
En el tratamiento de la información, con la andanada de medios digitales, EL PILON de hoy es un periódico de avanzada que aborda temáticas más allá de la inmediatez, presentando al lector un hecho de tal manera que no solo se entere, sino que comprenda. En este sentido la presentación de la noticia no es solo lo que pasa, sino cómo y porqué pasó, teniendo en cuenta el manejo de los géneros periodísticos como la crónica, el reportaje y la entrevista.
Los primeros
Los primeros periodistas que tuvo EL PILON fueron Hernando Mendoza Sánchez, David Sierra, Jaime García, Dennys Pérez, Ana María Baute (Q.E.P.D), Pablo Camargo, y un grupo de columnistas que ponían todo su empeño para registrar el diario acontecer vallenato. Comunicadores como Galo Bravo, (Q.E.P.D) Rosana Cabas, José Urbano Céspedes, Yanitza Fontalvo y Ana María Ferrer, hicieron parte del equipo cuando el Pilón era interdiario.
Los primeros columnistas colaboradores fueron Ciro Quiroz Otero, Esteban Cuello y Enrique Herrera Araújo quienes aparecen en la bandera del primer periódico así como Amarildo Ariza, primer diseñador y Sergio Bermúdez, diagramador. Estos dos últimos, hicieron escuela en esta empresa y hoy tienen sus propios negocios de diseño
Los gestores
Dickson Quiroz Torres, el gestor
Antes de que naciera el proyecto de El Pilón, Dickson Quiroz Torres, abogado de la Universidad del Cauca, se desempeñó como Secretario de Gobierno del municipio de Valledupar, y había descubierto su vocación periodística, dirigiendo la Revista “Alborada” que publicaba el Club Campestre de esta ciudad.
Dickson Quiroz Torres, primer director e Iván Alejandro Duarte, primer editor general, coinciden en que El Pilón nació en un momento en que muy pocos creían en su futuro.
Según palabras de Dickson, Valledupar, por tener una cultura pastoril, era reacia a la crítica y no sabía recibirla. “Todo aquel que era criticado pensaba que había una enemistad personal” expresó. Sin embargo, era consciente que el mercado vallenato admitía un periódico que abordara temas propios de la región y en 1988, de la mano de Iván Alejandro Duarte.
El nombre
El nombre de EL PILÓN surgió de una manera muy casual. Dickson Quiroz manifestó que “Nos vimos obligados a auscultar la opinión de los ciudadanos a ver cuál nombre les interesaba y el más favorecido fue El Pilón. Nombre que fue sugerido por Miriam Armenta Mestre y tuvo el 80% de aceptación. A mí personalmente no me gustó el nombre porque pensé que lo iban a asociar con algo folclórico y queríamos que nos tomaran muy en serio”.
“La creación de El Pilón fue un acto de fe”: Iván Duarte
¿Qué significa haber hecho parte de la concepción y realización de El PILON?
En verdad un gran orgullo. Ese esfuerzo precursor y quijotesco al lado de Dickson Quiroz, se constituyó en un momento muy especial de mi vida personal y profesional. Fue un acto de fe en esta tierra y su lecho profesional. Fue dar un paso determinante en el emprendimiento periodístico, frente a una serie de nubarrones que surcaban el escepticismo de la mayoría de los empresarios a los que les tocamos la puerta buscando apoyo. “Eso es una locura la de ustedes, si aquí mucha gente ha intentado crear y sostener un periódico y eso es imposible” decían muchos de los que pensábamos que podían auspiciar o coadyuvar con la idea de un nuevo periódico.
¿Qué es lo que más le marcó en su paso por EL PILON?
Me sentía útil en ese cuidadoso y muy difícil papel de ayudar a orientar la opinión ciudadana. Aciertos, errores, anécdotas, triunfos, satisfacciones, sustos, amenazas marcaron tantos y tantos episodios de mi paso por EL PILON. Y desde luego, el momento que más me marcó en mi vida asociada a EL PILON, aunque ya no estaba en la ciudad, fue el crimen de Guzmán Quintero Torres, ese “príncipe” que además de ofrecerme su sincera amistad fue uno de los que me animó al lado de Nubia Mejía Parra, para que me vinculara al Círculo de Periodistas de Valledupar, organización desde la cual hicimos tareas muy importantes. Sí, esa mancha de sangre, execrable, profundamente dolorosa y además impune, quizás es la página más triste que marcó mi vínculo con EL PILON.
¿Qué añora y que valora de la forma de hacer periodismo en Valledupar hace 18 años?
Hace 18 años, tuve la oportunidad de vivir y experimentar un ejercicio periodístico marcado por la iniciativa para investigar; percibía en muchos colegas el ánimo por profundizar en los hechos, sentía un periodismo cívico, crítico, pero al tiempo propositivo y sobre todo con ganas de emprender más y depender menos del establecimiento. Fue un momento de competencias sanas, de plumas calificadas y hasta de vidas sacrificadas por rendir tributo a la verdad. Adicionalmente, valoro a EL PILON como escuela de periodismo, como centro de aprendizaje y conocimiento de la profesión y como promotor de talentos, que entre otras cosas, hoy son líderes de opinión en distintos medios.