Con Juan Carlos Quintero Castro (Presidente de la Junta Directiva de este periódico) y Esmeralda Rubio Silva (integrante de la Junta) tenemos amistad recíprocamente afectuosa. El primero un sorprendente, sobresaliente y visionario empresario. Hombre sencillamente docto, correcto y circunspecto pero afable. La segunda su esposa, siempre intuitiva e imaginativa que hace honor a la frase paradigmática detrás de un excelente hombre una (sinérgica) mejor mujer.
Juan Carlos en alguna oportunidad me recordó que había que retomar una columna que aun en los contornos de la localía, se hiciera sintética pedagogía jurídica, pero me insinúo que en lo posible no con tanto inextricable lenguaje técnico sino comúnmente comprensible. Descendido, dijo. Posteriormente comenté lo anterior a la amable amiga directora María Clara Quintero, quien tomó el teléfono y llamó casi que simultáneamente a Alba Quintero editora general y a Ana María Ferrer, miembro del consejo editorial, quienes sin ambages apoyaron la idea.
Reingresé a la familia de EL PILÓN con una colaboración los días martes ante el fallecimiento del colaborador semanal Luis Augusto González, empero la excelente periodista Ana María y el ínclito ex director Dickson Quiroz han de corroborar que no es cierto que soy columnista reciente, por el contrario, me ubico en la segunda década de Mary Daza, José Romero Churrio por ejemplo porque registro que escribo aquí columnas desde hace varios años atrás.
Ahora debo en esta oportunidad explicar que nuestros amables lectores (también) se ubican en el inefable mundo universitario del derecho, por lo que destino columnas a ese sector que impiden sustraernos de un lenguaje jurídico que no tenga inevitablemente rasgos de complejidad y sutilmente erudito porque propicia que el estudiante de derecho ahí encuentre sintetizadas reflexiones pedagógicas, pero igualmente se impone esfuerzos didácticos hacia toda la comunidad para consolidar información que contribuyan en la comprensión de instituciones jurídicas y temáticas legales en boga.
Entonces Septiembre 24 de 1994 a Septiembre de 2014 es un tramo de 20 Años penetrantes de EL PILÓN en la ciudad-región como tribuna referente de consistente, sistemática y objetiva divulgación porque “clasifica, ordena, interpreta, pone en evidencia y no deja de enfocar con un lenguaje particular” alrededor de relevantes acontecimientos de la vida local y regional. Se ha apostado a la localia como insustituible trinchera “para que en medio de tanta confusión el ciudadano aterrice en la comprensión del hecho cotidiano en su entorno más próximo”.
Felicitaciones a quienes lograron consolidar esta estupenda tribuna que mantiene objetivamente informado a Valledupar y la región, proveer fuentes de trabajo y erigirse en referente objetivo de la realidad que nos circunda. Aquí hay un contexto vivificante para decir libre lo que se dice. Parabienes a todos quienes hacemos parte de EL PILÓN.
Como no cerrar estos comentarios reproduciendo el texto que pincela la soberanía de EL PILON enhiesto “nos leen más en el impreso y en el digital, nos anuncian más los locales y menos los de afuera, más los entes privados que los oficiales, y ello contribuye a mantener la independencia del diario, su objetividad, su afán por contrastar la noticia y las opiniones y su crítica contributiva al buen gobierno de la ciudad y el departamento”. Seguir por senda libre y objetiva es el infranqueable camino y con ese horizonte rescatar valores y principios de vida para redefinir comportamientos proclives en la cruda realidad mundana.