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El Perdón Cristiano

Por:  Rodrigo López Barros.

La entrega anterior la traduje del Italiano, lo mismo que la de hoy.  (Decía que se trata de un denso artículo escrito por un profesor amigo, Doctor Aureliano Pacciolla, consultor psicológico, docente en Roma depsicología de la personalidad (LUMSA) y Psicoterapia).

Ahora hago lo propio, y así unas cuantas entregas más  sobre este interesante tema de necesidad general pero especialmente en los actuales momentos sensibles del acontecer nacional colombiano, hasta lograr todo el sentido de su contenido.

Comencemos preguntándonos  sobre la diferencia entre el perdón considerado dentro de una ética social laica y una concepción cristiana. Una primera diferencia la podemos encontrar en la dimensión transcendente en la intención del perdón cristiano.

A la cuestión acerca de  “porqué”  es necesario perdonar, la ética laica podría dar una doble respuesta: a) “por el bien y el crecimiento de quien lo da  y de quien ha recibido la ofensa”; b) por el bien común.

Ambas motivaciones son válidas también para el cristiano, sin embargo su peculiaridad especifica está, como hemos dicho, en la dimensión transcendente: “Perdonar porque Dios nos ha perdonado… (Mt. 6, 14-15; 18, 21-35) y Dios nos perdona si nosotros hemos perdonado”. El cristiano tiene pues otras dos motivaciones en el acto de perdonar; a) Así como (en el pasado) ha sido perdonado por Dios; b) Para que igualmente (en el futuro) pueda ser perdonado de Dios. Vivir perdonados (reconciliados en Cristo) y redimidos de nuestras culpas como nosotros redimimos a los otros (Mt. 6, 12).

Otra peculiaridad del perdón cristiano, otro “porqué”, lo podemos encontrar también en la forma “como” perdonar.También aquí, la “modalidad” del perdón a que el cristiano es llamado a dar tiene una dimensión transcendente,  en efecto se trata de seguir el modelo propio de la pedagogía Divina.

Así como Dios perdona por el gozo de hacerlo y no por deber, entonces el cristiano es llamado a este ideal, a perdonar gustosamente. El perdón debe ser un placer para quien lo da y para quien lo recibe. La alegría del perdón es la de ser aliviado de un peso.Es una alegría liberadora  (Salmo 32; 50, 10) y reabre la posibilidad de restablecer relaciones de amistad.

El perdón auténtico es por tanto característico del gozo de aquel que perdona y de quien había estado ofendido. (El pastor es más alegre por haber reencontrado la oveja perdida  –Lc 15, 4-7—que  por la fidelidad de las otras 99); (El padre se alegra más por el hijo que retorna que por el que ha permanecido fiel – Lc 15, 22-24,32). Continuará.

 

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