Con la sencillez y la jocosidad que caracteriza a los costeños, Rafael Santos Borré atendió la llamada de EL PILÓN. La idea era conocer más detalles sobre los años que vivió en Valledupar y los recuerdos que aún tiene de la ciudad de los Santos Reyes.
Cuando contestó la llamada, de inmediato advirtió con alegría que estaba en el avión que lo llevaría a la capital del país, donde se concentra desde hoy con la Selección Colombia de Mayores, quien lo convocó para afrontar los partidos amistosos internacionales ante Baréin y Kuwait, pensando en la próxima Copa América de Chile 2015.
“Muchas gracias por llamarme”, afirmó el joven de 19 años que sobresalió en el pasado Sudamericano Sub20 de Paraguay, dónde marcó dos goles y enamoró tanto al cuerpo técnico y la afición con su espectacular técnica, propia de grandes y experimentados jugadores, nacidos para brillar con luz propia. “Claro que recuerdo los cuatro años que estuve en Valledupar, es una ciudad muy acogedora, linda y buena para vivir. Allá estudié y jugué en las canchas de Las Flores, del Doce de Octubre, Panamá y Sicarare, fue un bonito momento de mi vida”, agregó.
Como cualquier vallenato, hablaba con propiedad de los escenarios deportivos de esta ciudad, la calidad de la gente y de lo mucho que aprendió de sus entrenadores. Mencionó al profesor Silvestre ‘Chiche’ Maestre, a José Rodríguez y los goles que hizo mientras estuvo con ellos. La razón de esos lazos es porque Santos Borré llegó a Valledupar tras la separación de sus padres. Su papá, Ismael Borré, quien trabajaba como conferencista fue directamente a dónde ‘Chiche’ para que le ayudara a conseguir un cupo en el Colegio Nacional Loperena, y allí se quedó. Con el tiempo conocieron de sus virtudes como futbolista y recorrió las canchas de la capital cesarense con la escuela deportiva que está bajo su dirección: el Club Loperena.
“Él llegó y cursó en el Loperena sexto, séptimo y octavo grado. Cuando iba a iniciar noveno lo trasladaron para Barranquilla, y allá lo vio Agustín Garizábalo, mientras él estuvo en Valledupar, el profe también llegó a mirar jugadores aquí, pero no lo vio porque era muy pequeño entonces, estuvo aquí hasta los 14 años”, afirmó ‘Chiche’ Maestre.
Sobre sus cualidades, el profesor indicó que era un joven que se destacó desde pequeño por ser goleador, era incisivo, rápido y resistía todo:
“Yo lo ponía a jugar por fuera, por la derecha y era excelente. Ese monito pecoso era muy alegre para jugar, tenía mucha destreza, resistía golpes, no le tenía miedo a la tierra. Siempre hacía gol, sólo compitió en los torneos de la liga e Intercolegiados porque no habían torneos nacionales para esa categoría”, aseguró Maestre.
Desde pequeño siempre se destacó por su olfato goleador, fue campeón de los Juegos Intercolegiados con el club Loperena con quien entrenaba. Mientras estuvo en esta ciudad vivió en el barrio Alfonso López e incluso fue a ver muchas veces jugar al Valledupar Fútbol Club, del cual dice es un buen equipo que juega bien. Incluso afirmó que después de estar por fuera mucho tiempo ha venido a Valledupar de visita, y lo seguirá haciendo mientras tenga la oportunidad.
“Él es muy agradecido, cuando él se fue para Cali, me llamaba siempre a decirme cómo le estaba yendo, esa es la única satisfacción que tengo al ver a esos jugadores que no se olvidan de uno. Él me llamaba siempre. No como otros que se les olvidan sus orígenes”, dijo Silvestre Maestre.
El jugador confesó también que mientras estuvo acá consolidó su gusto por la música vallenata, incluso manifestó que su canción favorita era ‘Mi muchacho’ de Diomedes Díaz, porque su padre se la dedicó cuando era muy niño.
Ahora su mayor meta es sobresalir en la Selección de Fútbol Colombiana de Mayores, sobre eso dijo que va a aprender mucho, “a obtener cosas que ellos tienen, es una gran experiencia”.
Esta es una bonita historia de un joven futbolista que firmó su éxito con estilo y sencillez en el fútbol profesional colombiano, que escucha, aprende y nunca olvida a quienes le dieron la mano mientras caminaba por el sendero de sus sueños. La historia de Rafael Santos Borré en Valledupar.
Por Tatiana Orozco Mazzilli
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