Un nuevo clima político es el que se vive, a partir del domingo pasado, en la hermana república de Venezuela. Luego de cinco años de hegemonía del Chavismo en la Asamblea Legislativa, ya que en las elecciones de 2005 la oposición no quiso participar alegando falta de garantías, ahora cuenta con 65 escaños y será un fuerte contrapeso al movimiento del Presidente Hugo Chávez.
A pesar del resurgir de la oposición, el Chavismo conserva las mayorías en el legislativo con 98 escaños, que conservó de los 148 que tenía. Ese es un buen resultado para el sistema político de Venezuela, por cuanto mucho ayuda a tener un esquema de gobierno-oposición. En total se eligieron 165 diputados a la Asamblea Nacional, de los cuales 110 son por votación nominal, 52 por listas y 3 para las minorías indígenas.
Fue una jornada de elecciones con varias buenas noticias para Venezuela: hay que resaltar, que las elecciones transcurrieron en paz y también que hubo una considerable participación del pueblo venezolano, superior al sesenta y cinco por ciento del potencial electoral.
Además, en cualquier sistema político es bueno contar con un esquema gobierno-oposición, que sirva para controlar al ejecutivo de turno, evita el exceso de poder y se puede convertir en alternativa hacia el futuro.
No obstante lo anterior, las huestes del Presidente Chávez no se consideran derrotadas, por el contrario han salido a destacar un triunfo, y en efecto tienen una mayoría, que aún le da fuerzas al hombre del socialismo bolivariano que aspira a ser reelegido en 2012. No obstante, para nadie es un secreto que ahora la tiene más difícil, a pesar de que conserva una alta popularidad.
Ahora el gobierno del coronel retirado, tendrá que discutir con otras fuerzas políticas sus iniciativas en ese organismo legislativo, la Asamblea Nacional Legislativa; eso es un avance en materia de democracia.
Ojalá que este nuevo escenario sea complementario con una apertura a las libertades fundamentales, incluyendo la libertad de prensa que ha resultado atropellada por el gobierno de Chávez, en varias oportunidades. Igualmente, que esa oposición pueda consolidar un movimiento político con capacidad de hacerle una competencia real al Presidente en ejercicio, que es lo que caracteriza a una verdadera democracia.
Para América Latina, los resultados en las elecciones legislativas en Venezuela constituyen un hecho positivo por cuanto de alguna manera significa que resurge la democracia en un país con una economía muy importante, que maneja un recurso clave en la economía moderna como es el petróleo.
Para Colombia, también es una buena noticia. Chávez con una oposición importante en el legislativo, tiene ahora quien lo controle, también en materia de relaciones exteriores con nuestro país, cuyas economías son complementarias e históricamente han tenido unas relaciones comerciales positivas para ambos países.
Esperamos, pues, por el bien del pueblo venezolano, que estas elecciones se traduzcan en un periodo de estabilidad, en unas relaciones políticas democráticas y civilistas, que favorezca una consolidación de las relaciones con el resto del continente, y en particular con Colombia. Para ratificar que si se puede lograr lo que el propio Presidente Chávez ha pregonado: que puedan convivir y mantener buenas relaciones dos países hermanos, pero con regímenes políticos con ideologías bien diferentes.