Un acuerdo histórico, sin lugar a dudas, fue el que se firmó la semana anterior entre el gobierno nacional, voceros del sector empresarial y de los trabajadores, para revivir el diálogo social, proteger a los trabajadores y fortalecer al movimiento sindical.
El acuerdo busca, entre otros objetivos, volver a crear el Ministerio del Trabajo, como dependencia que sirva para facilitar el diálogo entre los voceros del capital y los del trabajo; eliminar las cooperativas de trabajo asociado, que se han convertido en un instrumento para explotar a los trabajadores, y adoptar una serie de medidas que permitan, insistimos, proteger y fortalecer al sindicalismo.
El acuerdo fue firmado por el Presidente de la República, Juan Manuel Santos, el Ministro de la Protección Social, Mauricio Santamaría, el presidente de la Asociación Nacional de Industriales (ANDI), y el presidente del Consejo Gremial, Luis Carlos Villegas, en representación de los empleadores, el Presidente de la Confederación General del Trabajo, Julio Roberto Gómez, y el vicepresidente de la República, Angelino Garzón, ex sindicalista, como testigo.
Este acuerdo facilita el diálogo social entre los dos principales factores de la producción: capital y trabajo; y ratifica la visión demócrata y de centro que tiene Santos Calderón, en esta materia, que se vislumbró desde cuando escogió a Angelino Garzón, como su compañero de fórmula en el gobierno y se confirma con este segundo paso.
Ojalá este acuerdo sea el principio de una nueva relación entre los trabajadores y los empresarios, por el bien de la democracia económica del país. Hay que advertir que durante el gobierno de Álvaro Uribe Vélez, fueron distantes y difíciles las relaciones entre el movimiento sindical, el gobierno y los empresarios.
Este nuevo acuerdo debe determinar que el pleno empleo sea un objetivo de la política económica, ayudar a formalizar tanto empleo informal y también a mejorar la productividad y la competitividad de las empresas, tanto por unidad de producción como por sectores industriales, al estilo del modelo alemán que ha logrado una óptima concertación entre trabajadores y empresarios.
Se necesita para ello una nueva actitud de los empresarios, pero también de los trabajadores que deben volver a ensayar un sindicalismo más creativo, pro-empresa y pro-empleo, que comprenda los cambios que ha traído la globalización y las implicaciones que esta tiene para la economía colombiana.
No obstante los avances, aún falta por invitar a este gran acuerdo a la Central Unitaria de Trabajadores, la confederación sindical más grande del país, y a la Confederación de Trabajadores de Colombia, que es la más pequeña, pero no por eso menos importante.
Este nuevo escenario podría facilitar una nueva etapa para las relaciones obrero-patronales en el país, que logre un clima más armónico al interior de las empresas, que haga realidad el derecho de asociación sindical, proteja a los sindicalistas, y restablezca unos instrumentos legales e institucionales para solucionar los conflictos laborales en el país.
empresarios y trabajadores
Un acuerdo histórico, sin lugar a dudas, fue el que se firmó la semana anterior entre el gobierno nacional, voceros del sector empresarial y de los trabajadores, para revivir el diálogo social, proteger a los trabajadores y fortalecer al movimiento sindical.
El acuerdo busca, entre otros objetivos, volver a crear el Ministerio del Trabajo, como dependencia que sirva para facilitar el diálogo entre los voceros del capital y los del trabajo; eliminar las cooperativas de trabajo asociado, que se han convertido en un instrumento para explotar a los trabajadores, y adoptar una serie de medidas que permitan, insistimos, proteger y fortalecer al sindicalismo.
El acuerdo fue firmado por el Presidente de la República, Juan Manuel Santos, el Ministro de la Protección Social, Mauricio Santamaría, el presidente de la Asociación Nacional de Industriales (ANDI), y el presidente del Consejo Gremial, Luis Carlos Villegas, en representación de los empleadores, el Presidente de la Confederación General del Trabajo, Julio Roberto Gómez, y el vicepresidente de la República, Angelino Garzón, ex sindicalista, como testigo.
Este acuerdo facilita el diálogo social entre los dos principales factores de la producción: capital y trabajo; y ratifica la visión demócrata y de centro que tiene Santos Calderón, en esta materia, que se vislumbró desde cuando escogió a Angelino Garzón, como su compañero de fórmula en el gobierno y se confirma con este segundo paso.
Ojalá este acuerdo sea el principio de una nueva relación entre los trabajadores y los empresarios, por el bien de la democracia económica del país. Hay que advertir que durante el gobierno de Álvaro Uribe Vélez, fueron distantes y difíciles las relaciones entre el movimiento sindical, el gobierno y los empresarios.
Este nuevo acuerdo debe determinar que el pleno empleo sea un objetivo de la política económica, ayudar a formalizar tanto empleo informal y también a mejorar la productividad y la competitividad de las empresas, tanto por unidad de producción como por sectores industriales, al estilo del modelo alemán que ha logrado una óptima concertación entre trabajadores y empresarios.
Se necesita para ello una nueva actitud de los empresarios, pero también de los trabajadores que deben volver a ensayar un sindicalismo más creativo, pro-empresa y pro-empleo, que comprenda los cambios que ha traído la globalización y las implicaciones que esta tiene para la economía colombiana.
No obstante los avances, aún falta por invitar a este gran acuerdo a la Central Unitaria de Trabajadores, la confederación sindical más grande del país, y a la Confederación de Trabajadores de Colombia, que es la más pequeña, pero no por eso menos importante.
Este nuevo escenario podría facilitar una nueva etapa para las relaciones obrero-patronales en el país, que logre un clima más armónico al interior de las empresas, que haga realidad el derecho de asociación sindical, proteja a los sindicalistas, y restablezca unos instrumentos legales e institucionales para solucionar los conflictos laborales en el país.