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El Nueve de Marzo: 28 años en zona de riesgo

La mayoría de las viviendas son construidas en madera. Foto: Joaquín Ramírez.

El barrio Nueve de Marzo de Valledupar es uno de los siete barrios ubicados en la margen derecha del río Guatapurí.  Sus vecinos son: Zapato en Mano, Pescaíto, La Esperanza, Paraíso, Nueva Colombia y San Juan; todos con las mismas necesidades: inversión y oportunidades por parte del Estado, “no que solo sean visitados en épocas electorales”,  tal como lo mencionó Pedro Arrieta, edil de la comuna Uno.

En el caso del Nueve de Marzo su fundación fue en 1992, cuando un grupo de personas decidieron invadir estos terrenos y empezaron a construir viviendas, en su mayoría de tablas y techo de zinc.  28 años desde después, aún hay viviendas con la misma infraestructura, incluso algunas de plásticos, y unas cuantas construidas con bloques, ladrillo y cemento; estas son las ‘mejores’.

En este sector existe un Comité de Trabajo liderado por el edil Pedro Arrieta, junto a otras personas del barrio, quienes se encargan de gestionar ayudas y algún tipo de acción que puedan realizar los entes gubernamentales, como entrega de alimentos, actividades culturales, deportivas, jornadas de salud, entre otras.

Aquí siempre nos dicen que estamos en una zona de alto riesgo por la cercanía con el río Guatapurí, pero tampoco han realizado una intervención definitiva en la margen derecha del río.  Aquí hemos estado a merced del tiempo y abandono”, dijo Pedro Arrieta.

Añadió que son pocas las veces que las autoridades ambientales realizan recorridos por la margen derecha del río, donde hay una fuerte afectación por la falta de un muro de contención que perdure en el tiempo y por los desechos sólidos que a diario son arrojados.

Aquí hemos encontrado toda clase de residuos, hasta desechos hospitalarios que afectan a esta comunidad, y eso sí nos pone en alto riesgo sanitario, que es aún peor”, dijo el edil.

En el Nueve de Marzo anhelan la pavimentación de las calles. Foto: Joaquín Ramírez.

La comunidad, en el año 2016, realizó un censo para saber cuántas familias eran: encontraron 2.000, cada una integrada por un mínimo de 5 personas, quienes han estado ahí desde su fundación. Sin embargo, con la migración venezolana esto se ha duplicado.

SIN SERVICIOS PÚBLICOS Y AGUA CONTAMINADA

Otra de las problemáticas que presentan es la carencia de servicios públicos; solo cuentan con energía eléctrica y no en todo el barrio.  Muchas de las conexiones son fraudulentas hasta con alambre de púas. 

Pagamos una cuota mínima por el servicio, pero es deficiente porque hay muchos bajones, apagones y se nos han dañado electrodomésticos”, refirió Arrieta. 

Para que el agua llegue hasta los hogares realizaron una conexión desde el tubo ‘madre’, y posteriormente a través de mangueras y algún que otro tubo PVC.

Esas mangueras pasan por el interior de acequias de aguas residuales  y es posible que estemos consumiendo agua contaminada, porque esas mangueras se agrietan con el tiempo. No tenemos sistema de acueducto ni  alcantarillado, aquí se utilizan fosas sépticas”, manifestó el líder comunal.

LA CANCHA DEL DENGUE

Pese a que en los documentos territoriales de Valledupar aparecen como una zona de alto riesgo, algunos habitantes creen que necesitan inversión, no una reubicación.

La cancha del Dengue. Foto: Joaquín Ramírez.

En la parte central del barrio está ubicado un amplio lote donde sus habitantes han encontrado el espacio perfecto para jugar fútbol y esperan que en algún momento construyan una cancha: ‘La cancha del Dengue’.

Todas las personas que habitamos no somos de mala procedencia, hay personas capacitadas académicamente: ebanistas, albañiles, jóvenes con hábitos para el deporte, pero no tenemos una buena cancha sino un terreno lleno de monte, donde los niños colocan palos y hacen los arcos. Aquí hay personas que necesitan mejorar su calidad de vida”, puntualizó Ramón Arrieta.

MICROTRÁFICO

La venta de droga en las llamadas ‘ollas’ es una de las realidades que en el Nueve de Marzo no desconocen. Situación que ha dejado a más de una persona muerta a manos de personas desconocidas o por disputas de territorio para la comercialización.

Pedro Arrieta. Foto Joaquín Remírez.

Una habitante de este sector, que por su seguridad pidió reservar su nombre, dijo que las mismas autoridades saben dónde está el microtráfico de estupefacientes.

“Aquí hay muchas ‘ollas’, en muchas están involucrados funcionarios de la Policía, personas que llegan en camionetas lujosas a surtir estos sitios y nadie puede decir nada.  Cuando matan a una persona se sabe quién lo hizo, pero nadie se atreve a denunciar porque nadie quiere morir y es mejor hacerse de la vista ciega”.

MIENTRAS SEAN INVASIÓN NO HAY INVERSIÓN

La Oficina de Planeación municipal de Valledupar manifestó que en ningún tipo de invasiones puede realizarse inversión.  “La Ley prohíbe cualquier inversión del gasto público social en las invasiones. Además presentan un alto riesgo en esa zona y eso lo hace más difícil”, explicó la jefa de la Oficina de Planeación municipal, Cecilia Castro.

Subrayó que la administración municipal tiene propósitos de legalizarlos, pero las restricciones previas que hay en la zona lo prohíben.

POR MILAGRO SÁNCHEZ FLÓREZ/ EL PILÓN

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