Por Imelda Daza Cotes
El filántropo sueco Alfred Nobel dispuso en su testamento que buena parte de su gran fortuna se destinara al estímulo de la ciencia y del saber. Creó cinco premios -que llevan su nombre- para las personas que hicieran aportes significativos en: Física, Química, Fisiología-Medicina, Literatura y Paz. Los dos primeros serían otorgados por la Academia Sueca de Ciencias, el tercero por el Instituto Karolinska de Estocolmo, el de Literatura por la Academia de Estocolmo y el de Paz por un comité de cinco miembros escogidos por el Parlamento noruego. De todos, el premio más cuestionado ha sido siempre el de Paz por cuanto está establecido que se concede a la persona/institución que más haya contribuido a la fraternidad universal o a la abolición/terminación de conflictos bélicos; a juicio de muchos expertos los galardonados no han sido siempre los más comprometidos con la causa de la paz
Es claro que no existe ningún premio Nobel de Economía. Esta distinción surgió en 1969 cuando el Banco Central Sueco cumplía 300 años de existencia y un grupo de destacados economistas quiso conmemorar el hecho con un premio a la Economía; decidieron hacerlo en memoria de Alfred Nobel pero sin consultar el asunto con la familia y sin tener en cuenta que el filántropo explícitamente nunca consideró la economía como una ciencia a la par de las otras. Desde luego, ni los administradores de los fondos ni la familia Nobel podían oponerse a que se invocara el nombre. Sin embargo, en alguna ocasión, después de conocer los trabajos de los economistas galardonados, un sobrino de Alfred -Peter Nobel- escribió: ”el premio de Economía no es más que un paracaidista que pretende ser un Premio Nobel. Es un golpe de relaciones públicas de los economistas para mejorar su reputación. Este premio es otorgado a menudo a meros especuladores financieros”.
En 2001, cien años después de creados los premios Nobel, cuatro miembros de la familia hicieron pública una carta en la que expresaron que el premio de Economía degradaba y deshonraba a los Nobel de verdad. Más tarde, en 2004, la comunidad científica sueca cuestionó las credenciales científicas del galardón del Banco Central sueco y dijo que “El premio de Economía merma el valor de los Nobel. Si estos últimos quieren conservar su reputación deben disociarse del de Economía”.
Estos cuestionamientos se han intensificado este año cuando fueron premiados los economistas Eugene Fama, Lars-Peter Hansen y Roberto Shiller. Los tres se ocupan del sistema financiero, pero sin aportes novedosos a la crisis actual que se originó precisamente en este campo.
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