El no a la cultura: San Luis Potosí, México, Capital Americana de la Cultura 2025

Presentación de la imagen oficial y la agenda de actividades de San Luis Potosí como Capital Americana de la Cultura 2025.

Este pasado viernes 28 de febrero se dio la presentación de la homologación de “Capital Americana de la Cultura” en la población mexicana de San Luis Potosí, ante la negativa de nuestro alcalde Ernesto Orozco Durán y de nuestra gobernadora Elvia Milena Sanjuán de asumir el compromiso de promocionar a Valledupar ante el mundo, a través de las cadenas de televisión Antena 3 y Discovery Chanel de una manera económica. 

El pobre argumento para la negativa fue la falta de recursos, lo cual considero una excusa,  porque, a mi parecer, supongo que no había forma de particularizar los beneficios, ya que la rentabilidad del programa no es económica sino social, desconociendo la importancia y dimensión que este mecanismo significa para el desarrollo socioeconómico a corto, mediano y largo plazo, teniendo en cuenta que la visibilización internacional de las grandes fortalezas culturales con que contamos y el imaginario colectivo macondiano que universalizara Gabriel García Márquez, claramente identificadas como ventajas competitivas, se traducen en inversión extranjera para la Región y en la identificación de Valledupar y sus alrededores como Destino Turístico Preferente. 

En este sentido recojo un acertado comentario de Enrique Herrera en reciente columna de opinión en la que expresa que Valledupar se está quedando atrás, basado en registros de números de vuelo en varias ciudades medianas: “… Las ciudades crecen si prestan servicios hacia afuera, si intercambian bienes hacia afuera, si vienen inversiones desde afuera, En fin, si se proyecta hacia afuera…”, oportuno comentario que nos ocupa en la falta de visión y proyección que se tuvo, sin considerar que el fortalecimiento del turismo cultural es lo que Valledupar necesita. Cierra su artículo Enrique con la siguiente frase: “… En fin, a Valledupar hay que ponerla en movimiento y en movilidad, y eso no se hace solo con cemento…” y agregamos nosotros, el movimiento y la movilidad la da la conectividad en función del turismo cultural; el número de vuelos, en que se basa Herrera, en su apreciación, es un buen indicativo que genera el número de visitantes y turistas que llegan a Valledupar.

No fueron tenidos en cuenta ni la seriedad de la propuesta, debidamente avalada por la OEA, el Parlamento Europeo y el Parlamento Latinoamericano, así como los 78 eventos programados, de orden masivo (en San Luis de Potosí arrancaron con Óscar de León) ni lo económico de la promoción mundial, que a precios reales se cotiza en más de tres millones de dólares durante todo el año, representados en pautas publicitarias de 30 segundos cada media hora por TV internacional, en los canales ya señalados. Los invito a sintonizar estos canales para corroborar lo que estoy compartiendo. 

He venido repitiendo, incansablemente, que las vocaciones se construyen a partir de las potencialidades de una región, y que nuestra potencialidad es el turismo cultural, soportado en la gran riqueza cultural que encierra el llamado Triángulo del Magdalena Grande, así referenciado por la actual directora de Turismo ONU, anteriormente Organización Mundial de Turismo OMT, Natalia Bayona, nacida en Bucaramanga de madre guajira, quien resalta el potencial turístico que tiene esta región con sus leyendas, juglares, música vallenata tradicional y la imagen universal que se referencia sobre Macondo y su Premio Nobel Gabriel García Márquez.

Igual reitero mi propuesta de incluir en la Planificación del Desarrollo, el plano cultural, adicional a los tradicionales económico, político y social. Es decir, darle al concepto “cultura”, en su definición holística que encierra, el sitio que le corresponde, lo que yo llamo un concepto avanzado de cultura, a partir del significado actualizado que nos ofrece la UNESCO desde el 2006, resaltando la definición como variable transversal de todo proceso de desarrollo socioeconómico: “La cultura puede considerarse como el conjunto de los rasgos distintivos, espirituales y afectivos que caracterizan una sociedad o un grupo social. Ella engloba, además de las artes y las letras, los modos de vida, los derechos fundamentales al ser humano, los sistemas de valores, las tradiciones y las creencias”.

Que se entienda y se asimile, que cultura no es sólo todo lo que encierran las artes escénicas, las artes plásticas y la literatura, y que el actual concepto manejado a nivel global encierra todas las actividades que conducen a la búsqueda del desarrollo humano y que este desarrollo no se logra solo con el crecimiento económico, que en nuestro medio se da es a través de la inversión física sin tener en cuenta los procesos de investigación, capacitación, formación, formalización, promoción y circulación, procesos que plantea en su integridad el Plan Especial de Salvaguardia PES para la Música Vallenata Tradicional, plan  que no contempla inversiones en cemento y ladrillo.

Anuncia la Oficina Municipal de Cultura una convocatoria para inscripciones gratuitas en escuelas culturales dirigidas a niños, jóvenes y adolescentes. Qué bien que estas ideas del sector privado sean capitalizadas por el sector público, es una propuesta que, en administraciones anteriores, y en otros niveles, he presentado sin respuesta (se encuentra en el Banco de Proyectos de la Oficina de Planeación del Municipio de Valledupar). Lo que acertadamente se proyecta hacer es lo que en mi propuesta he llamado los CIAC (Centros de Iniciación en Arte y Cultura para población vulnerable), sin embargo, se debe tener en cuenta que, en este tipo de programas, de mucha importancia, no debe aparecer el Municipio como ejecutor, dado que en todos los subsectores de las artes y las letras hay suficientes y valiosos detentores capaces de cubrir este tipo de oportunidades en su realización personal. 

No debemos olvidar que, a nivel gubernamental, en nuestro medio, estas oportunidades son cubiertas por compromisos adquiridos en épocas de campaña desconociendo la capacidad y el talento de nuestros artistas y literatos. Si bien estas iniciativas son de especial connotación para el fortalecimiento de la formación de jóvenes, las cuales conllevan al alejamiento del ambiente delincuencial en que se desarrollan, no son suficientes.

He venido compartiendo mis inquietudes sobre el aspecto cultural, como variable transversal en todo proceso de desarrollo productivo, soportado en los planteamientos, muy aterrizados, de Amartya Sen y de Bernardo Kliksberg y de apuntes de la UNESCO sobre cultura, por lo que reitero la necesidad de incluir en la planificación del desarrollo, el plano cultural. Este plano cultural debe incluir elementos de base como son la responsabilidad social empresarial, la cual, debidamente aplicada y controlada, nos debe llevar a pasar de “pasivos productivos” a “activos productivos”. Adicionalmente, asumir la valiosa significación que encierra el concepto de capital social en sus cuatro dimensiones: a.) Clima de Confianza, en las relaciones interpersonales públicas y privadas, b.) Capacidad de Asociatividad, para construir formas de cooperación hacia la concertación, c.) Conciencia Cívica, en el cómo actuar por el interés colectivo y d.) Valores Éticos, orientado a contrarrestar, en el corto plazo, la maximización del lucro inmediato soportado en la contratocracia, el soborno, la politiquería y el clientelismo, propios de nuestro medio.

Además de la inclusión de la Responsabilidad Social Empresarial y el Capital Social en el Plano Cultural que se propone, se hace necesario acercar al conglomerado que forma el voluntariado, en todas sus manifestaciones, dado que su capacidad autogestionaria, basada en motivaciones de orden moral y compromisos éticos, convierten al voluntariado en un constructor de capital social, dada su imagen real de credibilidad y confianza.

Retomando el tema de San Luis Potosí, en México, como Capital Americana de la Cultura 2025, registro los enlaces en los que se pueden informar con más detalle sobre el programa que nos perdimos de hacer y que ellos sí supieron capitalizar:

Por: Carlos Llanos Diazgranados.

Categories: Opinión
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