En un país lejano vivía un niño llamado Juan. Su papá era el sastre del pueblo y su mamá se encargada del planchado.
Juan de solo 13 años soñaba con cambiar al mundo. ¡Sí, cambiar el mundo!
Un día en clase la maestra pidió que contaran sus sueños, Juan quien no siempre compartía sus ilusiones con las demás personas dijo.
Yo… quiero cambiar al mundo.
Todos sus compañeros se burlaban, ¿cambiar el mundo? Jájajajá, ¿Quién crees que eres? ¿Dios? Juan bajó su cabeza y quedó en silencio. Terminada la clase, cogió su mochila y salió, muchos de sus compañeros le gritaban -¡ahí va él que quiere cambiar al mundo! Muy afligido llega a casa y su madre al verlo le pregunta: – ángel mío ¿Qué te pasa? ¿Por qué estás triste?
La maestra nos preguntó qué queríamos ser cuando grandes y respondí que quería cambiar el mundo, – dijo Juan muy triste. – no llores mi ángel, respondió la madre. ¡Sí, es verdad mamá¡ ¿Y si no lo logro? ¿Crees que es una idea tonta? – Ven mi ángel, no creas todo lo que dicen, tú puedes cambiar el mundo y sé que lo harás, -dijo la madre con voz alentadora, lo cual fue muy importante para Juan.
Una mañana lo despierta un suave beso y una dulce voz que le dice: – vamos mi ángel, ve a cambiar el mundo. Sonriente Juan se levantó y fue a la escuela. Era su gran día, porque expondría su proyecto de vida en clase. Algo tímido comenzó: Soy Juan, mi proyecto de vida es cambiar al mundo.
Todos sus compañeros murmuraron, – está loco, – es raro. Una pregunta se oyó ¿Cómo lo harás?
Dejando huellas en el corazón de la gente. –respondió Juan. Que me recuerden como el niño del corazón noble. Al poco tiempo su madre enfermó y en su lecho dijo a Juan que luchara por sus sueños, que insistiera, persistiera y nunca desistiera, dicho esto besó su frente y murió.
Fue difícil para él seguir sólo, pero las palabras de su madre fueron su lema y su fortaleza. Durante varios años Juan se dedicó a ayudar a jóvenes y niños de la calle haciendo obras sociales. Esta experiencia lo motivó a escribir su famoso libro “Cambiemos el mundo” el cual fue modelo para futuras generaciones.
Por: Maribeth Córdoba Ruiz – I.E. Técnico José Celestino Mutis.