José Atuesta Mindiola
El sociólogo Félix Modesto Molina Pontón, con el lenguaje sonoro de la gratitud, se ufana en decir que es nieto Susana Pontón.
Esa matrona vallenata que dedicó su vida al trabajo para criar a sus hijos y a sus nietos, y compartir generosamente con sus vecinos los productos de su finca.
Era de una casta semejante a la de Úrsula Iguarán, la matriarca de la epopeya de Macondo en Cien años de Soledad.
Susana tuvo con Ignacio Guillen varios hijos, entre ellos Tomasito y Elvia, ambos bautizados con su apellido.
Elvia Pontón y Elías Molina Daza son los padres de Félix Modesto, nacido en el barrio El Cañaguate, en casa de su abuela. Cuando los rayos de la infancia iluminaban los ojos de Félix Modesto, se va con su abuela a una finca de su tío Tomasito Pontón en la sierra de Mariangola, región de “Canta Rana”.
Ahí comparte con varios primos y siente a flor de piel la belleza exuberante de la naturaleza e inicia el aprendizaje de las labores del campo.
Su tío Tomasito, incansable trabajador y hombre responsable se ganó el respeto de todos sus familiares y el aprecio de los vecinos, cuando vio la necesidad de la educación de los niños, construyó una escuelay gestionó el nombramiento de una profesora.
Félix Modesto recuerda a Olga Lucila Galvis, su primera profesora, joven normalista que llegó de Aguachica. Cursa los dos primeros años de primaria, y comienza a soñar el mundo desde otra perspectiva.
En las noches, en compañía de la profesora -que vivía también en la casa de la abuela-su tío, sus primos y algunos campesinos, se deleitaban escuchando cuentos y leyendas de la selva. De ahí viene su afición por contar las historias que emanan de su prodigiosa memoria.
Félix Modesto regresa a Valledupar con su abuela y la ilusión de seguir estudiando. Termina la primaria en la Escuela Valle Meza y en 1981 recibe el título de bachiller en el Colegio Nacional Loperena.
En 1982 viaja a Barranquilla: de día estudia mecánica industrialen el SENA, y de noche sociología en la Universidad Simón Bolívar.
En 1985 regresa a Valledupar. Ingresa a trabajar en la empresa Cicolac como mecánico Industrial. A pesar del trabajo estable y un buen sueldo, sus pensamientos siguen atados a Barranquilla: un amor golpea las ventas de sus sueños, allá, lo espera Luz Marina Jiménez Noriega, estudiante de medicina en la Universidad Libre. Ella es el motor de su regreso para concluir los estudios de sociología.
Graduado, retorna en 1991 a su tierra vallenata y es nombrado en el magisterio como orientador escolar en el colegio José Eugenio.
Desde 2007 es el coordinador de convivencia del Instpecam. Así habla de su experiencia: “Del ir y venir, en la educación encontré mi vocación; he vivido momentos de mucha satisfacción y regocijo, vivo feliz con mi trabajo y con mi esposa, la médica Luz Marina, tenemos un hermoso hogar con dos hijos: Félix Alberto, cursa octavo semestre de medicina, y Sergio Luis, séptimo en el Instpecam”.