El neoliberalismo es un sistema socioeconómico y político que, bien entendido su objetivo, no trata de la destrucción del estado, sino que tiene que ver con ser un buen intermediario entre la ultraderecha conservadora y la ultra izquierda comunista.
Es un punto intermedio entre los sistemas nacionalistas nazis, fascista y el comunismo y se basa en la defensa de la economía de mercado con criterio privado, señalando en forma semi flexible a la intervención del estado en la misma a través de políticas fiscales blandas con impuestos muy moderados que permitan jalonar los procesos laborales con el incremento del trabajo unitario.
De esta forma se logra con más profundidad la interpretación de los procesos socioculturales y los mecanismos económicos de economía de mercado frente al estado.
En sí, no se trata de acabar el estado a base de privatizaciones o contrataciones del gasto social, pero si restringir su participación en la producción de aquellos insumos de demandas necesarias velando por una carga fiscal que dé respiro a la generación de empleo permanente; tampoco acabar con los mercados internos, sino favorecerlos, en especial a aquellos cuya ventaja absoluta, en términos de producción económica, les permita dar acceso a exportaciones.
Hay que buscar etapas de cambios en las políticas económicas sin interferir con la justicia para destruir la pobreza y esta política neoliberal tiene que ver mucho con la prosperidad, pues lo público y su manejo, por ahora vedado por la corrupción político-administrativa no ha sido nada bueno en estos momentos donde la dirigencia ha sido un desastre.
No debemos confundir liberalismo o conservatismo moderado con neoliberalismo, ya que las primeras expresiones aplican a personas o grupos tolerantes y abiertas de ideas libres y sin perjuicios que favorezcan las actividades de la mano de la ley indistintamente del predominio del orden o de la libertad en su jerarquía. Las costumbres e ideas son libres bajo el parámetro del respeto social.
El neoliberalismo es la generalización de la economía de mercados para derrotar la pobreza logrando competitividad empresarial a través de la tecnología, mejorando la producción y ampliando la generación de trabajo. Su principio básico no es dar para satisfacer necesidades primarias de la sociedad sino generar empleo, para que cada quien sea verdadero dueño de lo que necesita a través de un trabajo digno y con remuneración adecuada.
El neoliberalismo promueve su sistema bajo unas cargas fiscales justas y adecuadas que transforman impuestos en empleos aumentando así la producción.
Cuando se maneja la razón y se observa bien y detenidamente todo lo que al paso se percibe, se cae en cuenta que se es un neoliberal en potencia, pues ante los problemas sociales, siempre se manifiestan soluciones, donde el trabajo es lo único relevante que dignifica la sensibilidad social y permite encontrar el sosiego hacia el progreso a través de una serie de acciones que se deben vivir para poder entenderlas.
La libertad en el emprendimiento es básica y la ayuda del estado fundamental; bajo estas condiciones se libera el trabajo con la anuencia del capital privado.
El Neoliberalismo, dentro de sus pocas acciones negativas, maneja algunos aspectos dudosos al no contemplar con profundidad el uso racional de los recursos naturales, tema que ya asoma en sus proyectos.
No todo sistema es perfecto, pero la política neoliberal es la que más podría reflejar progreso y bienestar universal con mayor y más eficacia.
Si se atiende a la filosofía popular cuando dice que:” los pocos pesos hay que cuidarlos, los muchos pesos se cuidan solos”; se está en lo cierto, pero cuando la suma de los muchos pesos, que llamamos capital, no está sometido al entusiasmo de lo público para que, a través del bienestar laboral generado, rindan y alcancen para muchos.
Esto hace pensar en una simple expresión: el neoliberalismo es un sistema político, económico y social asociado al capitalismo, que genera trabajo y riqueza con la premisa del negocio justo, y permite usar de la libertad y el orden de las teorías clásicas respetando los derechos individuales y comunitarios, y en especial el derecho al trabajo digno.
El futuro de la humanidad no está en la igualdad entre las jerarquías de su sociedad, sino en la equidad en la satisfacción de las necesidades primarias individuales, amparadas con el respeto al trabajo. El único antónimo no aceptable dentro del sistema universal de una sociedad con igualdad sería el del vocablo bondad; solo la educación nos hace iguales y libres.
Por Fausto Cotes Núñez