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¿El mundo sería mejor sin los medios de comunicación?

Es precisamente la desinformación lo que censura Julian Assange, programador australiano y cerebro de la página WikiLeaks, que sacó a la luz el mayúsculo escándalo por la muerte de centenares de civiles, -que no combatientes-, a manos del ejército de Estados Unidos en la guerra de Afganistán.

Assange alude a los malos medios de comunicación y a los malos periodistas cuando lanzan noticias falsas que crean un ambiente de guerra en un universo de ignorancia.

El WikiLiaks filtró información que ocupó las portadas de los principales medios de comunicación por el incidente que ningún medio había denunciado. 

¡Que filtró material clasificado del ejército estadounidense sobre las guerras de Afganistán e Irak, y estuvo preso por divulgar información reservada de Estados Unidos!, pero la noticia fue veraz, porque indagó.

Cada guerra generada en los últimos 50 años fue el resultado del engaño de medios de comunicación, que pudieron parar las confrontaciones bélicas, de haber verificado la noticia sin distorsionarla.

El creador de la página WikiLeaks, Juliann Assange, se pregunta si el mundo sería mejor sin estos medios de comunicación.

A su turno Fernando Duque Jaramillo, se ha dado a la tarea de examinar el apocalíptico escenario que dibujaban los candidatos del Uribismo.

Para empezar, el dólar no solo no llegó a $9.000, sino que redujo su costo en una proporción considerable respecto de la cotización en la que lo dejó el presidente anterior y el actual lo ha mantenido en un promedio de $4.000. 

Tampoco se fueron ni Mario Hernández, ni Marbelle, ni todos los que anunciaron su inmediata partida del país en cuanto ganara el candidato Petro. A varios amigos, por cierto, no muy ricos, pero a quienes les pareció muy chic sacar platica a Panamá y a otros paraísos fiscales, les tocó pagar doble comisión por repatriar sus dineritos, para ganancia y satisfacción de los bancos que se beneficiaron con su necedad.

No fue cierto, igualmente, que las Fuerzas Armadas fuesen reemplazadas con guerrilleros. Muy por el contrario, fueron depuradas de aquellos comprometidos con el narcotráfico y con el contrabando, y hoy cumplen la misión para las que fueron originalmente concebidas.

Del mismo modo, ni Colombia se volvió comunista, ni reemplazaron en el sistema de salud a los médicos colombianos por galenos cubanos. 

A nadie se le ha expropiado una baldosa y, no solo no hay fuga de capitales, sino que en 2023 la inversión extranjera batió récords respecto de décadas anteriores.

Es preciso observar que los representantes de la prensa tradicional (El Tiempo, El Colombiano, El Siglo, Revista Semana, Caracol, RCN y La Doble W, entre otros medios), mienten, tergiversan, manipulan y, en el mejor de los casos, ocultan la información, pero ejercen su vitanda y ominosa labor en absoluta libertad.

De igual manera, la oposición ha gozado de todas las garantías para hacer su ejercicio, han llevado a cabo cuantas marchas han querido sin que salga el otrora famoso ESMAD a disparar, a matar y a dejarlos ciegos, y no se conoce un solo caso de personas asesinadas por hacer oposición al gobierno, muy a diferencia del régimen que antecedió al gobierno Petro. Y, por supuesto, no se registra un solo caso de falsos positivos, frente a los 6.402 en otrora presidencia.

Tampoco estamos gobernados por una dictadura y no ha sido modificada la Constitución en procura de una reelección, ni en manos de santeros ni de asesores cubanos; no han sido expropiados ni bancos, ni comercios, ni fincas, ni fábricas, ni medios de comunicación, recapitula el columnista Fernando Duque Jaramillo.

Y agrega que, mientras que el Centro Nacional de Consultoría y demás encuestadoras uribistas afirman reiteradamente que la buena imagen del presidente apenas alcanza un 30%, un estudio efectuado por el Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica -CELAG-, confirma el buen respaldo de que goza el presidente, según encuesta efectuada entre el 27 de mayo y el 16 de junio de 2024 en 25 departamentos. 

Y las diferencias se explican porque, mientras que Yanhas y el Centro Nacional de Consultoría examinan muestras en las cuatro grandes ciudades y en algunas capitales de departamento, el CELAG extiende su indagación a pequeños poblados y regiones rurales, a los que ha llegado la inversión pública en cifras que antes no se conocieron, analiza el analista caleño, Fernando Duque Jaramillo, autor del famoso retruécano: Colombia no está en crisis por el paro, está en paro por la crisis.

Por Miguel Aroca Yepes.

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