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El mundo mágico de los Salas, Baquero y Zuleta

Hace más de un año conocí y entrevisté al legendario músico Simón Salas Núñez a quien creía muerto y a quien inmortalizó Rafael Escalona en una de sus canciones.

A Simón lo encontré vivito y coleando en Chimichagua, Cesar, tierra de donde era nativo el gran baluarte del folclor vallenato Alfonso Cotes Querúz; también en ese pueblo mágico de ‘las playas de amor en Chimichagua’ que enalteció José Barros nacieron la bisabuela y el abuelo de la ‘Vieja Sara’ (pero esta investigación que ya tengo terminada sobre la vida de la mítica mamá de Emiliano Zuleta Baquero y ‘Toño’ Salas Araujo será publicada muy pronto en un libro que estoy terminando).

Encontrar a Simón no fue fácil y entrevistarlo mucho menos, a pesar de que es un hombre agradable y muy jocoso. A sus 94 años de edad conserva su genialidad y su voz fuerte como su tía-abuela Santa Salas y su versatilidad como su tía Sara Baquero. “Lo musical de nosotros es por los Salas”, me dijo.

También estuve en La Paz, Villanueva, Urumita, La Jagua, Manaure y San Diego. En estos pueblos he encontrado gente amable, hospitalaria y querendona, con muchas ganas de ayudar a resolver tantos interrogantes de nuestros autores vallenatos.

Encontré en Manaure nombres como Carlos Araque Mieles, uno de los mejores digitadores de una puya y un merengue vallenato y Ángel Sabino Soto, el acordeonero quien ‘parecía tener miel de abejas en sus dedos de las manos’ como decía de él Emiliano Zuleta Baquero, para referir que era un gran ejecutor del acordeón.

Hace poco estuve en El Plan, La Guajira. Viajé con ‘Fello’ Silva, un hombre baquiano de la región que conoce palmo a palmo cada lugar, cada rincón. Muchos de los sitios que ‘Fello’ mencionaba en el trayecto los había escuchado en canciones o en escritos sobre el folclor vallenato: Las sabanas de El Plan, El Placer, Berlín, El Piñal de Emiliano, Sabanas del Pedregal, Sierra Montaña, Sabana Grande y El Ceibal. En ese entorno hoy está de moda un sitio paradisiaco con una cascada al que a diario llegan muchos turistas de la región y del interior.

La carretera Manaure-El Plan tiene ocho kilómetros aproximadamente. Los primeros dos kilómetros la vía está destapada, hasta llegar a los límites con La Guajira en el río Las Mercedes. Después hay seis kilómetros pavimentados con placa huella.

En una de las primeras casas de entrada a El Plan vive el matrimonio de Daniel Salas Muegues y Paula Salas, músicos y familiares de La ‘Vieja Sara’. Luego conocí a María y a Carlos Jeremías, dos de los hijos menores de la ‘Vieja Sara’; al esposo de María, ‘El Moreno’ (Julio Enrique Muegues Salas) y encontré en su casa campestre a Matilde Elina con sus hijos.

El Plan es un pueblo pequeño, tres o cinco calles anchas. Sus casas están dispersas y hay muchas sabanas con bellos paisajes en donde se esconde la Sierra Montaña, en la Cordillera.

Con cada habitante de El Plan uno conoce el sustento de toda una comunidad con muchos valores culturales y musicales, llenos de costumbres ancestrales. En cada casa hay un Salas, un Baquero, un Araujo o un Zuleta, pero el apellido Salas parece ser un motivo más de existencia cultural que de identidad, emana genialidades musicales en cada uno de ellos, es un pueblo en donde su gente disfruta del contento y de la música. Hasta la próxima semana.

 

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