P E R I S C O P I O
Por: JAIME GNECCO HERNANDEZ
Por favor, ni hablemos de política; abrimos un compás de espera ya que todavía electo y sin posesión, el candidato presidencial triunfante sigue prometiendo lo mismo que en la última parte de su campaña y para mí tengo que lo prometido es deuda. Sería una burla para todo el país y el mundo que nos observa, que una vez más las promesas quedaran sin cumplir y que todo lo dicho, debemos pasarlo por inocentes, por no utilizar otro término, pues “no hay camino, caminante, se hace camino al andar.”
Hasta ahora sigo creyendo que la invitación a todos los partidos era por los votos, pero si con hechos fehacientes se demuestra la buena voluntad y la ejecución efectiva para convertir al país en una república igualitaria, donde quepamos todos sin darnos codazos y algo más, y se entienda que el país como la vida es una copa para todos llena y no sólo para unos pocos y para los que más tienen, lo reconoceremos sin problemas y sin aspavientos de adhesiones oportunistas pues desde hace muchos años sé cuál es el puesto que me corresponde dentro de la política de mi país: soldado raso del Partido Liberal, mientras sus directivos interpreten cabalmente nuestra ideología y la pongan en práctica en todas sus actuaciones, es decir, se comporten como liberales y no como ahora, cuando pensando en un suculento reparto, abandonan al pueblo que con sus miserias, es la razón del existir de nuestro colectivo. Así no va mi gallo.
Pasemos ésta doliente hoja y entremos a otros temas: el jueves 24 de junio Carlos Gardel, cumplió 75 años de muerto en absurdo accidente en Medellín, le estoy haciendo el homenaje de ver los partidos del Mundial sin audio en la Tv mientras lo escucho cantar todo su repertorio con esa voz gaucha y porteña, viril, cálida y amistosa, canyengue y ciudadana de vocalización perfecta con asombrosas inflexiones que alguna vez elogió nada menos que don Arturo Toscanini y una vez más compruebo que es verdad lo que se dice en las calles porteñas y es que cada día canta mejor.
Y llegamos al tema de moda, el Mundial de Sudáfrica; como dice Pelé, nosotros no jugamos foot-ball, que es lo que juegan los que dicen que lo inventaron, olvidándose del calcio italiano, nosotros jugamos fútbol, y hasta fóval, si chamuyamos en “lunfa”. ¿Qué te parece, Robertico?
Estamos viendo los partidos del Mundial y en términos generales me parece discreto el desempeño de los equipos por no decir mediocre, parece que se debe a la abundancia de equipos, donde una gran cantidad no están al nivel jerárquico esperado por lo que muchos directores técnicos aconsejan el “cattenaccio” italiano que es la negación del fútbol pues quien lo aplica no juega ni deja juga, por lo que el partido no luce, no brilla, aunque haya equipos con buenas propuestas futboleras.
Hasta ahora el grupo geográfico ganador para los octavos de final es América que ha colocado en ellos siete de sus ocho concurrentes y en particular Suramérica que ha pasado con sus cinco participantes; cuatro de ellos como cabezas de grupo; de pronto entre ellos tenemos al nuevo campeón. Ojalá que sea la hoja.
Europa con doce participantes, pasó a octavos con seis, su desempeño en general ha sido más que mediocre; dos ex campeones, uno de ellos el actual, salieron por la puerta trasera y los dos ex campeones que entraron lo hicieron de manera dificultosa ante equipos poco calificados o neófitos.
A Europa le vemos un problema fundamental y grave y es que varios países dependen para su selección de muchachos que de alguna manera son originarios de sus ex –colonias y la verdad es que no se les ve el entusiasmo de jugar y ganar un partido; como lo hacen los que representan su propio terruño, cuando cantan los himnos, no lo hacen y aparecen indiferentes durante el acto. Mala cosa. Resentimiento histórico ancestral.? Chi lo sa. Ud.,amigo lector, ha observado algo?
Además de ir como van, los equipos americanos son los que dan la nota que entusiasma al hincha y aún al simple admirador del fútbol sin que juegue su equipo; el pase milimétrico a los pies del compañero este donde esté, el caño, el túnel, el cabecear al piso que otros equipos desconocen y pierden todas las pelotas, en fin, esas cosas que le dan sabor al fútbol y alegría al hincha, son casi exclusividad de los equipos que representan a nuestro continente.