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El mototaxismo en el limbo

Uno de los problemas más complejos que afrontan las ciudades y poblaciones medianas de Colombia es el crecimiento desbordado del número de motos en circulación, tanto para uso particular como para actividades laborales y de negocios. Hemos denunciado, en estas mismas páginas, que desde hace varios años, en todo el país a cualquier persona que sepa manejar bicicleta, con la sola cédula le entregan una motocicleta y la dan una gran facilidad de financiación.
El resultado ha sido la proliferación exagerada de estos vehículos en vías de uno o dos carriles de ciudades que nunca fueron planeadas para facilitar la movilización de estos vehículos, adicionales a los carros. Por supuesto, día tras día aumentan los choques en los cuales están involucrados uno o dos mototaxistas, con un alto número de heridos y muertos que representan un alto costo para el sistema de salud, además de los costos de las vidas truncadas y el dolor y luto para miles de familias.

Y como siempre sucede, los hechos sociales ocurren y sólo después es que viene el Estado a tratar de regular y reglamentar la situación, pero muchas veces ya es demasiado tarde. El gobierno nacional, hay que decirlo sin tapujos, ha sido negligente a la hora de ordenar y reglamentar el tema del motociclismo y en particular el fenómeno del mototaxismo.
La actitud, principalmente la del Ministerio del Transporte, ha sido hacerse los de la vista gorda y dejar esa “papa caliente” en manos de los alcaldes; y estos, a su vez, por razones políticas y económicas no han encontrado la forma adecuada de reglamentar una problemática que, en algunas poblaciones, se ha salido de control y se ha convertido en un problema social y hasta de orden público.
En ese contexto, hay que elogiar la iniciativa de la Policía Nacional, por intermedio del grupo especial de tránsito y carreteras de realizar campañas pedagógicas, de  comunicación y de control, con el fin de prevenir y reducir el número de accidentes que cada día es mayor, mucho más los fines de semana cuando la conducción de estos bólidos se mezcla con alcohol.
Es necesario capacitar a los motociclistas, hacerles nuevos exámenes de conducción para evaluar sus destrezas, su actitud y su conducta; y además advertirles sobre los riesgos a los cuales se exponen cuando deciden atravesársele a los automóviles, o cuando infringen de manera abierta y descarada tanto las normas mínimas de seguridad (casco y chaleco, etc), como el acatamiento a las normas y señales de tránsito. En este último punto la aplicación de la ley debe ser vertical.
La capacitación, a su vez, también debe involucrar, gradualmente, a los automovilistas para que tomen conciencia que el motociclismo y quizás el mototaxismo llegaron para quedarse y, a pesar de no ser lo más exegético y legal, lo práctico es iniciar una reglamentación del mismo, a nivel local con el ánimo de “mantear” el problema y aminorar su impacto en materia de transporte, medio ambiente, como también en sus aspectos económicos y sociales.
En este sentido, es oportuno reconocer el interés que sobre este tema ha tenido el Alcalde de Valledupar, Luis Fabián Fernández, sobre el tema del motociclismo y –en particular – del mototaxismo.
No obstante lo anterior, consideramos que se debe tener mucho cuidado y escuchar a los mototaxistas individuales, a aquellos que, de verdad, viven de una moto y con ella se ganan el sustento diario y no tienen ninguna otra opción a la vista. Pero también establecer aquellos casos que existen de verdaderas “empresas” dedicadas a este negocio, ya que existen personas propietarias de cinco, diez y hasta cincuenta motos, y en este caso el problema no es social sino de otro tipo y –en esos casos- la decisión de la autoridad municipal debe ser distinta.
En este sentido, consideramos que la Alcaldía, y en particular la Secretaría de Tránsito, debería tener en cuenta las conclusiones de las mesas de trabajo realizadas por la iniciativa Diálogos de Ciudad, que dirige nuestro columnista Dickson Quiroz Torres, en la cual los distintos sectores del transporte, incluyendo los mototaxistas, han planteado opciones y salidas con el fin de buscarle soluciones, que permitan manejar de mejor forma la problemática del mototaxismo. Sin embargo, no nos cansaremos de insistir en que se requiere una reglamentación especial que salga del Congreso de la República, bajo las directrices del gobierno nacional, con el fin de controlar  el crecimiento del número del parque de motos en el país y – en particular- el tema del mototaxismo.

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