X

El modelo de los países nórdicos

Ya sea en indicadores, nivel de ingresos, esperanza de vida, baja criminalidad o escasa desigualdad, los países nórdicos como Suecia, Noruega, Dinamarca, Islandia y Finlandia, ocupan siempre los primeros lugares, condición que los ubica como los mejores países para vivir en el mundo. 

Es común escuchar a algunos políticos partidarios de izquierda que estos países son un ejemplo de cómo funcionaría el socialismo y que su progreso es gracias a un gran estado benefactor y distribuidor de la riqueza. Siguiendo esta lógica si un país quiere alcanzar estos resultados debe implementar las estrategias de los generosos subsidios, altos impuestos y gasto fiscal.

Nima Sanandaji (sueco–iraní), autor del libro ‘El poco excepcional Modelo Escandinavo’ aborda otra vía para tratar de explicar por qué estos países tienen altos niveles de bienestar. Según este autor las características que hacen populares a estos países ya existían mucho antes de la introducción del estado de bienestar a comienzos de la década de los sesenta. 

La época más exitosa de estos países se vio desde finales del siglo XIX hasta mediados del siglo XX, cuando los estados eran pequeños, pero al mismo tiempo ocupaban posiciones muy buenas en cuanto al crecimiento del ingreso per cápita. De hecho, Suecia tuvo la tasa de crecimiento más alta de los países desarrollados entre 1870 y 1936. Incluso, un siglo atrás el psicólogo Alemán Max Weber también se preguntó por qué los países del Norte de Europa parecían tener mejores niveles de vida. Él creía que estas naciones tenían una ética protestante de trabajo; debido a las condiciones climáticas tan adversas los agricultores debían trabajar extremadamente duro para sobrevivir, en consecuencia, por necesidad estas sociedades se acostumbraron a una gran responsabilidad individual y al trabajo duro. 

Adicionalmente, mientras el resto de Europa tenía sistemas feudales donde la mayoría de los trabajadores no tenía propiedad sobre las tierras que cultivaban, en los países nórdicos el feudalismo no tuvo mucha influencia. 

El éxito de estos países no es resultado de su gran estado de bienestar y sus altos impuestos porque estas admiradas variables socioeconómicas existían previamente, la clave del éxito, según Nima Sanandaji, debe buscarse en las características culturales históricas que han diferenciado a estos países, como la ética del trabajo, la cohesión social y los valores familiares. 

Estos valores fueron los que permitieron la introducción de los sistemas de bienestar en los sesenta, a diferencia de otros países los altos impuestos no incentivaron la evasión y los generosos subsidios no desincentivaron ir a trabajar al menos al comienzo. 

Los hechos históricos han sido generalmente ignorados por los partidarios del estatismo nórdico, aunque hubo una época que se caracterizó por la popularización de las ideas socialistas radicales, países donde la socialdemocracia había sido moderada dieron un giro a la izquierda. 

La idea de reemplazar el mercado por un modelo más afín a la planificación centralizada, mediante el incremento de los ingresos fiscales totales como porcentaje del PIB. En 1965 representaban el 31 % llegando a un máximo del 49 % en 1987. En cuanto a los impuestos de los ingresos de las personas, pasó del 15 % en 1965 al 19 % en 1989. Más personas, especialmente los jóvenes, veían con más normalidad depender del estado de bienestar deteriorando de esta manera la ética del trabajo característica de tiempo atrás. 

Si algo caracteriza a los nórdicos es su pragmatismo y flexibilidad ideológica. Estos países están lejos de ser socialistas, es decir, caracterizados por un gobierno propietario de los medios de producción, por el contario son garantes de la propiedad privada, han llevado a cabo privatizaciones, tienen mercados laborales flexibles, protegen las libertades individuales y respetan “el nacionalismo constructivo”

Estos países se acercan al capitalismo impulsado por valores históricos como la cultura del trabajo duro y la meritocracia, reforzado por la cohesión social, el respeto a las instituciones y donde se cuida la igualdad, asimismo, están a la vanguardia de la Cuarta Revolución Industrial, que ha introducido la robótica de alta tecnología, la inteligencia artificial, la impresión 3D, la medicina de precisión y otras innovaciones.

@LuchoDiaz12 

Categories: Columnista
Luis_Elquis_Diaz: