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El mérito de Patarroyo

No es la vacuna contra la malaria el mayor mérito científico de Manuel Elkin Patarroyo, quien hoy cuenta con 75 años de edad, sino el modelo químico y molecular de la vacunación mundial diseñada por  el afamado inmunólogo colombiano (tres veces nominado para el Premio Nobel), para atacar al paludismo o a cualquier patología, y aunque se critica la eficacia limitada de la fallida vacuna, un 30 % de personas protegidas supondría un millón de vidas salvadas.

Sabido es que el nacido en Ataco (Tolima), a los 40 años descubrió la primera vacuna sintética contra la malaria (SPF66), avalada por la Organización Mundial de la Salud, con un margen de efectividad de entre el 30 y 60 %, proeza alcanzada en 1986, y desde entonces no ha cejado en su empeño por lograr que sea efectiva el 100 %, pero hasta ahora ha sido el mayor avance y nadie lo ha hecho mejor en la lucha por combatir los parásitos del género plasmodium y el anopheles o mosquito transmisor de una de las enfermedades más peligrosas que mayor cifras de muertes causa en el mundo, pues mata a un niño cada minuto y a más de un millón 200 mil personas cada año. Solamente en África cada 30 segundos muere un niño de malaria y provoca más de 300 millones de casos graves.

Como es una pandemia propia de países subdesarrollados que afecta fundamentalmente a las regiones de África, Asia y América, han sido muy precarios los esfuerzos financieros, excepto los recursos canalizados por la OMS, que hace de tripas corazón, sin ayuda de las potencias porque no es negocio salvar vidas de pobres.

Al googlear en los albores del científico colombiano  encontré el prestigioso galardón otorgado en 1994 (hace 27 años) a Manuel Elkin Patarroyo por la Fundación Alemana Robert Koch, equiparado con el premio Nobel, dotado con 100 mil euros, una de las cantidades más elevadas como estímulo al mérito de la investigación médica en el país germano.

El Ministerio de Salud de Alemania confiere desde 1970 y cada año el premio Robert Koch en honor al descubridor del bacilo del mismo nombre que causa la tuberculosis y Nobel de Medicina en 1905, a los investigadores más destacados en el campo de la biomedicina, con el que fomenta especialmente investigaciones básicas en el área de las enfermedades infecciosas y cancerígenas.

Una cosa es la vida personal y otra el talento para desarrollar la ciencia o encumbrarse en el deporte, el canto, la física, la literatura, el arte, el cine, la pintura, el derecho u otras disciplinas, pero el racero de la vida para juzgar a los seres humanos no es desapasionado porque mira más los defectos que las virtudes, cuando deben tener mayor valor los aciertos que los errores. “Si tengo la razón nadie se acuerda, si estoy equivocado nadie lo olvida”.

“Tan buen médico, pero es arrogante; extraordinario jurista, pero está alcoholizado; un fenómeno de masas como futbolista, pero lástima, la droga lo tiene acabado; es un gran actor, pero es acosador; es el ídolo de las multitudes como cantante, pero se vuelve pedante, y siempre un pero para desconocer los logros de nuestros semejantes”.

Siendo modelo mundial de vacunación, Patarroyo, su equipo y el Instituto de inmunología que dirige, no podían eludir el reto de la vacuna contra el covid-19, y a la colombiana trabaja un biológico que ha denominado ColSarsProt, capaz de atacar con efectividad todas las variantes del virus pandémico en personas de cualquier edad, vacuna que según sus propios anuncios estaría disponible dentro de seis u ocho meses.

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Miguel Aroca Yepez: