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El mercado nuevo

A fuerza y riesgo de volverme cansón, por la repetidera de lo repetido me expongo a que no me lean, que es el peor castigo que se le puede dar a quien escribe: tenía años de no ir al Mercado ya viejo, que le decimos Mercado Nuevo a donde recién casado hace 53 años enseñé a mi adorada Mercy, que no tenía idea de nada a mercar y fue una buena alumna que aprendió a diferenciar de una punta gorda de un muchacho, un lomo fino de un lomo ancho, una posta de una batata; cuál era una sardinata o un bocachico y a diferenciar el plátano serrano del criollo; se volvió una veterana, hasta cuando en buena hora apareció mi cuñada María Luisa y Las Olímpicas, Éxitos, Mi Futuro y Punto Rojo. No volví al Mercado, ni ella tampoco y dejé de ver a muchos amigos, entre ellos a Manuelón, a los Orozco, al viejo Ramos, a Benjamín Colpa, todos desaparecidos y a mi querido compadre Guille, más conocido como “Pastelito”, a quien tengo rato de no ver. 

Hoy volví al Mercado y quedé sorprendido, pues bajo la dirección de Lilian Lucía Zabaleta Molina, una hija de mis buenos amigos El Negro Zabaleta y Estela Molina, todo funciona bien con la colaboración de la Policía Nacional que dirige el superintendente Manuel Cantillo y los agentes o patrulleros especializados en tratar muy bien a los marchantes José Liñán y Luis Córdoba, unidos a una empresa de seguridad en la cual se destaca por su trato afable el señor Restrepo y además un grupo de muchachos que se encargan del parqueadero ha permitido que ir al Mercado, que huele bien y si huele bien, es porque hay aseo, sea agradable.

Qué grato el Pabellón de la Carne, qué sorpresa, aire acondicionado integral, agua en todos los puestos con grifos de lujo, refrigeradores en cada uno de ellos, de propiedad particular y aseo por todas partes, pero, siempre el pero, los expendedores solicitan que les instalen más cámaras de seguridad, pues a veces el vandalaje los azota, hay pocas como las instaladas con su dinero por Misael Colpa, con un costo de $800.000, faltan más.

El Mercado Nuevo funciona bien, está aseado y pintado por la acertada dirección de la doctora Lilian de quien nos sentimos orgullosos de la buena labor que desempeña y merece muchas felicitaciones.

Otra cosa que me tiene contento: por fin arreglaron el cráter que había en la carrera 10 con calle 16A, pero no me explico por qué no hicieron lo mismo con otro que está a casi 100 metros, pero me ilusiono y ojalá sea verdad que se inicia una gran campaña de erradicar los huecos, al menos del Centro y que el próximo será el del parqueadero de Ava que nos amarga la vida desde hace mucho tiempo. Ojalá mis sueños se conviertan en realidad.

Diferente: ante quién se solicitará que levanten el tapón instalado en la intersección de la calle 14 con carrera 12 para tener acceso directo a la Gobernación, instalado provisionalmente y lo mismo hagan con esa misma calle 14 que era desde la 8 hasta la 4 una sola vía, pero que también “provisionalmente” cuando se adelantaron las obras del Centro la cambiaron, produciendo una inmensa incomodidad a quienes conducimos carros.

Ojalá, otra vez ojalá, a mí es que me gusta ese ojalá, instalaran un CAI en El Boliche, y el Tránsito señalizara las vías para evitar tanto desorden y anarquía con los carros en contravía. Sería de película.

Por: José Manuel Aponte Martínez.

Categories: Columnista
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