La victoria del Mello Castro demuestra que Valledupar votó en contra del actual alcalde “Tuto” Uhía y su pandilla, en el camino quedó Ernesto Orozco, un hombre que se preparó para ser alcalde, pero esa unión con los corruptos lo liquidó y el pueblo de Valledupar se lo cobró, ahora estará en el Concejo Municipal para hacer oposición.
El reto para el nuevo alcalde es rodearse de personas idóneas para cumplir lo que prometió en campaña y recuperar una ciudad devastada por la inseguridad, el tráfico, el desempleo, la falta de oportunidades y en especial la corrupción; lo primero es ordenar la casa y entregarle a los entes de control todos los torcidos del actual alcalde, que queda en el peor de los mundos, derrotado, con un sinnúmero de investigaciones que lo tienen con un pie en la cárcel y con un padrino como Ape Cuello, a quien se le derrumban futuras aspiraciones, seguro sus antiguos aliados, los Gnecco, que entre otras no le cumplieron, lo acabarán.
El Mello debe entender que ganó de forma dividida y que cuenta con un mandato que debe ser para todos los vallenatos, está demostrado que los cacicazgos políticos están mandados a recoger, que hoy se gobierna es con la gente y lo que más detesta la opinión es la corrupción. Ojalá logre consolidar un proyecto político joven, con nuevos talentos y que no le dé juego a los mismos que siempre quieren chuparse el presupuesto; a su alrededor tiene varios.
Valledupar necesita obras de impacto, necesita que la gente recupere la confianza en las instituciones y eso se logra con un alcalde con liderazgo claro y con visión de futuro, menos guayaberas naranjas y más sentido social.
Lo de Monsalvo era previsible como dije en un análisis que hice para este diario, es muy difícil derrotar una maquinaria aceitada, con mucho dinero, que intimida y está enquistada en la psiquis de la mayoría de los votantes; Monsalvo celebra y demuestra que tiene un teflón muy fuerte, su nombre tiene mucha recordación en el Cesar, donde el voto de opinión es mínimo; mientras en el resto del país están derrotando a las viejas clases políticas, aquí se afianzan.
Le tocará gobernar el Cesar viajando a Bogotá a lidiar sus procesos en la Corte y en la Procuraduría. Mientras tanto, surge un nuevo liderazgo, Claudia Margarita Zuleta, con 100.000 votos ofrece una esperanza para lograr un cambio en el mediano plazo, cuando se prevén nuevas elecciones, su misión es seguir trabajando y consolidando cuadros en todos los municipios para continuar desde la Asamblea denunciando las malas prácticas y sin abandonar la calle.
Claudia es el renacer de la política en el departamento, que en algún momento seguirá la tendencia nacional, hacia la centro-izquierda que triunfo en muchas partes y ahí Claudia será fundamental, para evolucionar con trasparencia y con mucho futuro, alejada de los partidos políticos que ya son historia.
Pasaron las elecciones y viene el momento de gobernar, ojalá los nuevos líderes elegidos entiendan el mensaje que muchos votantes enviaron, hay una comunidad que los necesita y que requiere cambios fundamentales para evitar que ocurra lo que se está viviendo en Latinoamérica, especialmente en Chile. Éxitos a todos los triunfadores,