Hoy nueve de junio se celebra en Colombia el Día del Estudiante. Una fecha que para los niños y jóvenes de los colegios públicos y privados significa un día de atenciones de parte de sus profesores. En el Cesar hacen parte del sistema educativo más de 180 mil estudiantes, instituciones y privadas.
Lo que se construye en las aulas del departamento del Cesar es el futuro de esta región, por eso la responsabilidad de los ocho mil docentes del sector público y los que también trabajan en escuelas privadas, es tan grande. Las instituciones educativas deberían ser templos sagrados del aprendizaje, por eso no se entiende –y no se acepta- que existan colegios como el de la Ciudadela 450 Años en Valledupar donde sus aulas las utilizan los delincuentes como escondederos y sitios para drogarse, tal como lo registramos en nuestras páginas el pasado viernes cinco de junio.
¿Son estos los escenarios del conocimiento que se requieren para formar a los hombres y las mujeres del futuro?
Este día que sirve para celebrar, debería utilizarse mejor para que haya una profunda reflexión de los docentes, de los rectores, de las autoridades y de los gobernantes. ¿Es más importante invertir millonarios recursos en muros, en aulas, en cemento, que en el ser? El problema radica en el ser humano, en las calidades y cualidades de cada uno, que dependiendo del entorno, se forma para bien o para mal. Los jóvenes y los niños hoy necesitan más orientación, más dedicación, y eso es lo que hace falta en los colegios, claro está sin reemplazar a los padres.
El mejor regalo que pueden recibir los estudiantes cesarenses es una mejor actitud de los docentes, más disposición y entrega total. Respeto, buen trato, buen ejemplo. Una tarea nada fácil, pero tampoco imposible.
En un estudio de la Contraloría General de la República, denominado ‘Política educativa y calidad de la educación básica y media en Colombia’, citan reflexiones de expertos que hoy vienen al caso: “El sistema educativo es la principal institución que controla la asignación de status y privilegios en las sociedades contemporáneas”, según el autor D. Swartz. Y otra de Anthony Giddens: “La educación tiende a expresar y reafirmar desigualdades ya existentes en mucha mayor medida de lo que contribuye a cambiarlas”.
La calidad educativa de la que tanto se habla en Colombia y por la que hoy hace su apuesta el gobierno del presidente Juan Manuel Santos, es solo la punta del iceberg.