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El medio ambiente vallenato

MEDIO AMBIENTE

Por: Hernán Maestre Martínez*

Valledupar Ciudad Ecológica de Colombia.  Recuperemos y conservemos las cuencas de los ríos Guatapurí y Cesar. Hagamos causa común para que el Embalse Los Besotes sea una realidad, es agua para la vida en Valledupar, La Paz y San Diego.

En esta oportunidad, queremos resaltar en esta columna los valores de ese gran gigante del vallenato, Rafael Orozco Maestre y esta misma columna es un símbolo de homenaje para este talento que muy pronto la muerte se lo llevó dejando para siempre sus recuerdos que jamás morirán.
El espacio que disponemos no alcanzaría para relatar un escrito extendido de su reseña histórica, de lo que él fue y dejó como buena herencia para los exponentes de la música vallenata. Este ejemplar hombre, nació el 24 de marzo de 1954, en el municipio de Becerril y murió a los 38 años de edad, en la ciudad de Barranquilla, el 11 de junio de 1992. Su familia era de San Juan del Cesar y Zambrano; se destaca que su abuelo llamado José Joaquín Orozco era acordeonero. Rafa nace de una familia pobre, pero muy dignos, honrados y decentes, se caracterizaron por ser muy trabajadores y prueba de ello fue Rafa. Desde niño se dedicó a vender agua, arena y leña en su burro Ñato, no obstante, nada le impidió su inclinación por la música; desde muy adolescente se conocieron sus llamativos cantos; luego, por razones de estudios, se trasladó a Valledupar, aquí se dio a conocer especialmente en un concurso de canto que se realizó en el Colegio Nacional Loperena, donde compitió con Diomedes Díaz y Adalberto Ariño, pues bien, de este concurso salió como ganador Rafael Orozco. Esto fue lo que lo catapultó al ambiente del canto vallenato ya que reconocida sus condiciones fue captado por Emilio Oviedo con quien llegó a grabar su primer Larga Duración en el año 1974, el cual fue todo un éxito.
Después, el señor Israel Romero, también atraído por esa sui generis voz de Rafa, aún después de haber grabado un Larga Duración con Daniel Celedón, ambos recibieron las sugerencias y bendiciones de amigos para esa unión, entre ellos, Tomás Darío Gutiérrez para quienes ese momento de éxito de ambos, el uno en el acordeón y Rafa en el canto sería la unión perfecta, en todo caso, armaron un conjunto muy organizado el cual denominaron “El Binomio de Oro”. Este  conjunto pasó a tener la preferencia de buena parte de los barranquilleros que antes no le gustaba mucho el vallenato, lográndose que emisoras que nunca ponían vallenatos, como las de la cadena Olímpica, fuera donde más le daban realce a esta música. De la misma manera penetraron en Bogotá y Bucaramanga y llegaron allende la frontera por lo que se los veía viajar a Estados Unidos permanentemente.

A Rafa le cabe el privilegio de internacionalizar nuestra música y además de conquistar la juventud como fanaticada del vallenato.
Es preciso manifestar que a pesar de que las tendencias musicales tanto de Rafa como de Israel eran diferentes, supieron armonizar sus talentos, Israel tendía hacia lo romántico y a la innovación mientras que Rafa se inclinaba por el vallenato clásico, esta unión musical produjo una onda vallenata equilibrada y – lo más importante-, nunca dejó de ser vallenato.

Rafa con su canto se volvió inmortal. Este personaje le estamos en deuda desde hace mucho tiempo en brindarle un homenaje en el ámbito de un Festival Vallenato, aunque los homenajes se hacen en vida, pero siendo que Rafa murió tan prontamente y no dio espera para ello, sería un buen reconocimiento que se lo hiciéramos para que lo recibieran su esposa Clara Elena y sus tres hijas Wendy, Kelly Johanna y Lorraine.
Es de resaltar que con motivo del homenaje que se le brindó a tres grandes cantantes del vallenato: Poncho Zuleta, Diomedes Díaz y Jorge Oñate, ante lo cual, Jorge Oñate expresó: “Pero aquí falta uno, se trata de Rafael Orozco”. ¿Cuándo le haremos este homenaje a Rafa por parte de la Fundación del Festival?

*Especialista en Gestión Ambiental

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