Lo conozco de toda la vida, pues crecimos casi juntos debido a que es un poco mayor, siempre supe que ese flaquito inquieto, peleador, terco, necio, diestro manejador extremo de bicicletas tipo cross, iba a ser importante; un ‘pelao’ de solo 12 años que se le diera por saltar rampas con obstáculos encendidos en fuego, al mejor estilo del legendario motociclista acróbata estadounidense Evel Knievel, no llegaría a ser una persona que pasaría desapercibida, no en vano durante esta pandemia, y en el concepto de personas conocedoras del asunto, él es uno de los médicos que más le ha dedicado tiempo al tema del covid 19, estudiando y atendiendo pacientes críticos, salvando vidas e incluso creando un chat especializado en ese flagelo, sin el más mínimo ánimo de lucro, con solo la intención servir a quien lo necesitara, incluso haciendo transmisiones en vivo gratuitas para despejar dudas sobre ese tema.
Muchas familias lograron estar alerta, prevenir la enfermedad y en otro casos tratarla gracias a los buenos propósitos del distinguido galeno Fernando Iván Meza Morón, quien sin duda a hecho una labor paralela entre lo humanitario y científico para aportar a sus coterráneos sus capacidades en estos duros momentos que gracias a Dios ya estamos pasando.
Hijo de Ilva Morón Cuello y el desaparecido agrónomo manizalita Gonzalo Meza, casado con Viviana Pimienta Vera, Conocido cariñosamente como “Fepiro”, fue líder desde niño, mamador de gallo, buena persona, travieso y un alumno destacado, graduado en el año 1988, del Colegio Militar Francisco José de Caldas, en donde ocupó la mayor distinción ejerciendo como Brigadier Mayor de dicho plantel, era el comandante entre los alumnos, entre esos mi persona.
Fernando declinó de seguir la carrera militar que tanto le gustaba y se fue a Medellín a estudiar medicina, ese cambio de fusil por un bisturí fue benéfico y provechoso para toda una comunidad. Médico de la FUCS-Fundación Universitaria de Ciencias de la Salud San José, Medicina Interna, Medicina Crítica y Cuidados Intensivos, graduándose de su carrera y posteriores especializaciones también con honores.
El Medico Meza hizo su año rural en el municipio de La Paz, de donde es oriunda su señora madre, pueblo en donde dejó una huella imborrable por su vocación de servicio y profesionalismo, me cuentan que para su cumpleaños en ese entonces, fue casi un día cívico, sus amigos del pueblo, le llevaron, chivos, gallinas, pavos, cerdos y conjunto para el festejo, ágape que él no tenía planeado, tal como sucedió en su más reciente cumpleaños cuando el legendario Emiliano Zuleta Diaz salió de su retiro voluntario, de su año sabático, para ir con sus hijos a llevarle una hermosa serenata a su amigo, digo serenata, pero en realidad fue un concierto lo que le brindó al galeno, familia y unos cuantos amigos como una inmensa muestra de reciprocidad y gratitud por sus atenciones, cuando el juglar de juglares cayó enfermo de Covid, y el médico con cariño y pasión por su trabajo se dedicó a atenderlo especialmente, y es que para que ‘Emilianito’ haya cambiado su radical posición de no tocar más parrandas y dedicarse a su familia, para descansar de tanto trasnocho, ocuparse solo a algunos oficios de sus fincas ganaderas, para ir a complacer a un amigo, este tiene que ser en realidad muy especial.
Hoy a través de esta tribuna le doy gracias en nombre de la ciudad, a este médico, quien funge director de UCI de la Clínica Buenos Aires, quien solo anhela servirle a su gente, no en vano la alcaldía, merecida y oportunamente, lo condecoró por sus aportes a la salud, a este vallenato insigne amante de los paseos trocheros en cuatrimotos todo terreno, otra de sus pasiones, hobby que comparte con su primogénito Juan Pablo, con la cual ha logrado hacer muchísimos amigos de toda Colombia y otros países, a quienes ha convocado a esta ciudad y a sus alrededores varias veces, atrayendo turismo a nuestra ciudad.
Por Julio Mario Celedón